jueves, 23 de julio de 2009

1º parte de la narración

Parte de mi nació allá por 1954, época de una Argentina próspera, vista por el resto del mundo como un lugar digno para vivir. Así lo pensaron mis abuelos, o mejor dicho, tuvieron que pensarlo así, porque muchas alternativas mejores no tendrían. O quizá sí, pero el mundo se rige en gran medida por lo material, y vivir en un país del tercer mundo, con grandes tierras para trabajar, aseguraría un porvenir mejor. Ellos tuvieron que dejar su país, Portugal, para buscar una vida mejor, ya que en esa época, en esa nación europea, un gobierno de facto con una estructura muy poderosa sometía a gran parte del pueblo portugués. Cincuenta y cinco años después, hago una reflexión más profunda sobre este suceso que les cambió la vida a mis abuelos, y me siento orgulloso por cómo lograron obtener todo lo que hoy tienen. No lo digo sólo por lo material, que no es mucho pero tampoco es insignificante, sino, sobre todo, por haber formado una familia y poder pasar los últimos días de su vida con todo lo que les faltó en su juventud.
Sin embargo, reflexiono y pienso más allá de sus vidas en nuestro país. ¿Por qué una persona común y corriente, para poder ganarse la vida, debe abandonar su tierra natal? ¿Es justo que quien detenta el poder de un Estado haga pasar hambre a su propio pueblo, y encima se auto adjudique el papel de prócer nacional? Las respuestas deberían ser obvias, sólo que nos complicamos mucho a la hora de ponerlas en práctica...

Junio - 2009

Día agitado en el trabajo. Al llegar a casa, quise distenderme un rato en la computadora. No me extrañó encontrarla ocupada. Mi papá finalmente se amigó con la tecnología. Eso tiene sus ventajas, como también sus contras. Una música conocida para mis oídos se escuchaba desde que entré a la casa, y era él quien la estaba seleccionando. Las melancólicas pero hermosas canciones de fado de Amália Rodrigues, acompañadas por imágenes, iban pasando una tras otra en el buscador de videos Youtube. Pensar que de chico no entendía cómo podía a alguien gustarle una música tan monótona. Y a veces todavía lo sigo pensando, aunque paradójicamente, el fado, sobre todo el de Amália, me llega hasta lo más profundo de mis sentimientos.
Tal es así que, cuando mi papá me llamó para que viera uno de los videos, fui sin dudarlo. La canción la reconocí al instante, pero al no entender del todo el portugués, nunca había imaginado de qué trataba la letra. Sin embargo, cuando las imágenes se empezaron a suceder una detrás de la otra, me di cuenta del significado real de ese tema: Grandola, Vila Morena tiene un significado para el pueblo portugués que va más allá de la letra en cuestión. Las fotos a las que hago referencia son documentos valiosísimos, instantáneas sacadas en plena revolución de los claveles, levantamiento que terminó con un nefasto período de la historia de Portugal. De repente, algo dentro de mí se agitó, como si quisiera salir al exterior. Sentía una especie de orgullo al ver cómo los soldados, y el mismo pueblo civil, llenaron los cañones de claveles en símbolo de paz. Una verdadera revolución, sin violencia. ¿Cómo pudieron llegar a eso sin uso de la fuerza? Es una pregunta que no se debería formular, tendría que ser siempre así, pero a lo largo de la historia han sido más los guerrilleros que los pacifistas si de revolución se trata. Y si vamos al caso, la revolución de la que estoy hablando la iniciaron los Movimientos de Fuerzas Armadas, por lo que las armas no estuvieron ausentes. Otra historia es si se usan o no, y a este punto es al que yo hacía referencia. No olvidemos: los claveles adornaron los cañones.
Al otro día de ese raro encuentro entre la canción, la revolución y mis sentimientos revueltos pero despiertos, fui a la casa de mis abuelos, en realidad no se con qué expectativas, aunque sabía que allí podría encontrar algo. Me dirigí primero hacia mi abuela, sabiendo lo que podía depararme la suerte. Efectivamente, fue así, tuve fortuna en acudir a ella. Era como si hubiese estado esperando ese momento durante muchos años, quizá unos treinta y cinco, porque fugazmente se paró en frente del placard mas viejo de la casa, y luego de revolver unos segundos, me miró con una satisfacción total. Yacía en su mano un libro no tan robusto, muy desvencijado tras muchos años de encierro, pero con una importancia fundamental para mí: era el libro “25 de abril”, aquel que fuera publicado en Portugal inmediatamente después de la revolución. El clavel blanco, enorme, con un fondo color rojo, lo decía todo. El blanco contrastando con el rojo es una sublime combinación, y allí estaba ese clavel, ese símbolo de paz del cual se aferró el ciudadano común de Portugal.
Sabía yo, pero no lo quise decir, que ese libro jamás había sido leído, quizá sí hojeado. Escrito en portugués, muchos de mis familiares lo habrán dejado de lado por eso. Supe después, cuando lo abrí, que ese ejemplar fue enviado por mi tía abuela desde Portugal en julio de 1974, apenas tres meses después de esos importantes sucesos. No culpo a mis abuelos de no haberlo tenido en cuenta, no los culpo de haberlo guardado y no haberlo dejado mejor a la vista de todos. No sé si la revolución fue para ellos un orgullo tan grande, me atrevo a decir que sí una buena noticia. Pero su realidad ya no era aquella, sino la vida que habían construido aquí en Argentina. Adoran, y añoran, a su patria natal, pero ellos fueron corridos de allí a la fuerza. No exiliados, pero parecido a ello. Auto exiliados, para poder subsistir, sería la formulación correcta. En cambio, en Portugal sí se vivió como una verdadera hazaña, es por ello que la hermana de mi abuela envió ese documento tan valioso para compartirlo. Pero claro, mis abuelos se quedaron con una imagen de su país de hace cincuenta años atrás. No les debe parecer razonable cómo un grupo de izquierda pudo derrotar a Salazar, esa figura imponente, un semi-dios portugués, al que sin embargo odiaron y siguen odiando, a pesar de que haya muerto hace mucho.
Sin haber siquiera abierto el libro, aproveché el momento de la sobremesa, luego de un almuerzo abundante, para preguntarle a mis abuelos acerca de la revolución de los claveles. Como intuía, mi intento fue en vano: mi abuelo no habló de la revolución, sino de Salazar, como hacía siempre, aunque era costumbre en él irse por las ramas, recordar viejos amigos de la infancia, lugares recónditos en los que trabajó...en fin, fue más de lo mismo. Si bien el hecho de haber escuchado tantas historias de su juventud ayudó a que yo me representase al pueblo portugués más idóneamente, con sus costumbres y comidas, me costaba disimular mi impaciencia por no poder hablar sobre la revolución. Admito que era un pensamiento bastante cerrado el mío. ¿Por qué deberían ellos saber sobre una revuelta de la cual no fueron partícipes? Portugal forma parte de sus pasados, ellos viven el presente en Argentina. “Yo me siento más argentino que portugués” suele decir mi abuelo. A mi no me importa, yo quiero conocer mis raíces, la historia de mis antepasados marcan que provengo de otro continente, de otra cultura. Quiero hacer una regresión, saber por qué. Me hubiese gustado formar parte de esa rebelión.
Al terminar de hacer que escuchaba a mi abuelo -esas historias ya las conocía- me levanté de la mesa y fui directo a la sombra de un árbol a leer el libro. Lo miré fija y detenidamente. Algo me estaba diciendo, no era un objeto inerte. Así lo sentía yo. Al abrirlo, me sorprendí -no del todo- al ver que las primeras hojas estaban rotas, hecho que me hizo esbozar una sonrisa involuntaria. “25 de abril: el Fascismo morre em poucas horas” era el título de uno de los primeros capítulos. “Em cada rostro un amigo, em cada rostro igualdade”...eso no estaba en el libro, pero... ¿de donde venía esa parte de la canción de Grandola, Vila Morena? “O povo e que mais ordena”, sí totalmente de acuerdo, el pueblo es el que más ordena, no obstante no entiendo por qué no me concentro en el libro y dejo la canción para otro momento. Cada vez se escuchaban más fuerte esas estrofas...

5 comentarios:

  1. Hullo!! ¿Cómo os trata la vida?
    Veo que adelantaste mucho con tu cuento... Desde el principio te comenté que me encanta la idea. Hay muchas frases en este fragmento que me gustan mucho, pero también me parece que tendrías que preocuparte un poquito menos por aclarar lo histórico. Me parece que quedaría bien que este inicio tuviera más misterio; todo se puede ir aclarando durante la historia. En fin, hay un par de cosas más puntuales que me gustaría poder charlar... pero creo que va a ser más fácil arreglar un día de estos para hablar por el chat.
    Saludo!!
    Bel

    ResponderEliminar
  2. Voto sí positivo a:
    -"Parte de mi nació allá por 1954.."
    -"Día agitado en el trabajo. Al llegar a casa, quise distenderme un rato en la computadora. No me extrañó encontrarla ocupada. Mi papá finalmente se amigó con la tecnología..."
    -"De repente, algo dentro de mí se agitó, como si quisiera salir al exterior. Sentía una especie de orgullo al ver cómo los soldados, y el mismo pueblo civil, llenaron los cañones de claveles en símbolo de paz. Una verdadera revolución, sin violencia..." "No olvidemos: los claveles adornaron los cañones..."
    -"mi abuelo no habló de la revolución, sino de Salazar, como hacía siempre, aunque era costumbre en él irse por las ramas, recordar viejos amigos de la infancia, lugares recónditos en los que trabajó...en fin, fue más de lo mismo..." (esto va seguido en mi cabeza de esa escena que te conté en otro post sobre el documental que vi -es más tu abuelo en mi cabeza es igual a ése hombre del video-: "te cuento lo que yo quiero", le dijo el abuelo al nieto, y pienso en ese contar lo que uno quiere si no puede ser también un "recordar sólo lo que quiero y tratar de olvidar lo que también quiero")
    -"Quiero hacer una regresión, saber por qué. Me hubiese gustado formar parte de esa rebelión..."
    -"Al terminar de hacer que escuchaba a mi abuelo" (acá me reí mucho!)
    -“O povo e que mais ordena”, sí totalmente de acuerdo, el pueblo es el que más ordena, no obstante no entiendo por qué no me concentro en el libro y dejo la canción para otro momento. Cada vez se escuchaban más fuerte esas estrofas..." (y volví a cantar, en mi malísimo portugués!

    Bien Ezequiel! Espero otra pronta entrega.

    Andrea.-


    -

    ResponderEliminar
  3. Me sorprendió el texto, esperaba que lo plantearas de otra manera y en parte no comenté nada porque quería saber como seguía. No sé, imaginaba que el nieto iba a emprender una búsqueda para descubrir más sobre el pasado misterioso de su abuelo, quizás tiene algo que ver con lo que sugiere Belén, esa idea de ir develando de a poco lo que sucedió.
    Vamos a ver cómo sigue.
    Saludos!
    Emilia

    ResponderEliminar
  4. Y Ezequiel? En qué anda el proyecto? Estás muy callado...

    ResponderEliminar