miércoles, 26 de agosto de 2009

Bueno, acá va la narración completa

Todavía está sujeta a cambios, así que cualquier sugerencia es bienvenida

El clavel más extraño

Parte de mi nació allá por 1954, época de una Argentina próspera, vista por el resto del mundo como un lugar digno para vivir. Así lo pensaron mis abuelos, o mejor dicho, tuvieron que pensarlo así, porque muchas alternativas mejores no hubiesen tenido. O quizá sí, pero el mundo se rige en gran medida por lo material, y vivir en un país del tercer mundo, con grandes tierras para trabajar, aseguraría un porvenir mejor. Ellos tuvieron que dejar su patria natal, Portugal, para buscar una vida mejor, ya que en esa época, en esa nación europea, un gobierno de facto con una estructura muy poderosa sometía a gran parte del pueblo portugués. Cincuenta y cinco años después, hago una reflexión más profunda sobre este suceso que les cambió la vida a mis abuelos, y me siento orgulloso por cómo lograron obtener todo lo que hoy tienen. No lo digo sólo por lo material, que no es mucho pero tampoco es insignificante, sino, sobre todo, por haber formado una familia y poder pasar los últimos días de su vida con todo lo que les faltó en su juventud.

Sin embargo, reflexiono y pienso más allá de sus vidas en nuestro país. ¿Por qué una persona común y corriente, para poder ganarse la vida, debe abandonar su tierra natal? ¿Es justo que quien detenta el poder de un Estado haga pasar hambre a su propio pueblo, y encima se auto adjudique el papel de prócer nacional? Las respuestas deberían ser obvias, sólo que nos complicamos mucho a la hora de ponerlas en práctica...

Junio - 2009

Día agitado en el trabajo. Al llegar a casa, quise distenderme un rato en la computadora. No me extrañó encontrarla ocupada. Mi papá finalmente se amigó con la tecnología. Eso tiene sus ventajas, como también sus contras. Una música conocida para mis oídos se escuchaba desde que entré a mi hogar, y era él quien la estaba seleccionando. Las melancólicas pero hermosas canciones de fado de Amália Rodrigues, acompañadas por imágenes, iban pasando una tras otra en el buscador de videos Youtube. Pensar que de chico no entendía cómo podía a alguien gustarle una música tan monótona. Y a veces todavía lo sigo pensando, aunque paradójicamente, el fado, sobre todo el de Amália, me llega hasta lo más profundo de mis sentimientos.

Tal es así que, cuando mi papá me llamó para que viera uno de los videos, fui sin dudarlo. La canción la reconocí al instante, pero al no entender del todo el portugués, nunca había imaginado de qué podría tratar la letra. Sin embargo, cuando las imágenes se empezaron a suceder una detrás de la otra, me di cuenta del significado real de ese tema: Grandola, Vila Morena tiene un valor para el pueblo portugués que va más allá de las estrofas en cuestión. Las fotos a las que hago referencia son documentos valiosísimos, instantáneas sacadas en plena Revolución de los Claveles, levantamiento que terminó con un nefasto período de la historia de Portugal. De repente, algo dentro de mí se agitó, como si quisiera salir al exterior. Sentía una especie de orgullo al ver cómo los soldados, y el mismo pueblo civil, llenaron los cañones de claveles en símbolo de paz. Una verdadera revolución, sin violencia. ¿Cómo pudieron llegar a eso sin uso de la fuerza? Es una pregunta que no se debería formular, tendría que ser siempre así, pero a lo largo de la historia han sido más los guerrilleros que los pacifistas si de revolución se trata. Y si vamos al caso, la revolución de la que estoy hablando la iniciaron los Movimientos de Fuerzas Armadas, por lo que las armas no estuvieron ausentes. Otra historia es si se usan o no, y a este punto es al que yo hacía referencia. No olvidemos: los claveles adornaron los cañones.

Al otro día de ese raro encuentro entre la canción, la revolución y mis sentimientos revueltos pero despiertos, fui a la casa de mis abuelos, en realidad no se con qué expectativas, aunque sabía que allí podría encontrar algo. Me dirigí primero hacia mi abuela, sabiendo lo que podía depararme la suerte. Efectivamente, fue así, tuve fortuna en acudir a ella. Era como si hubiese estado esperando ese momento durante muchos años, quizá unos treinta y cinco, porque fugazmente se paró en frente del placard mas viejo de la casa, y luego de revolver unos segundos, me miró con una satisfacción total. Yacía en su mano un libro no tan robusto, muy desvencijado tras muchos años de encierro, pero con una importancia fundamental para mí: era el libro “25 de abril”, aquel que fuera publicado en Portugal inmediatamente después de la revolución. El clavel blanco, enorme, con un fondo color rojo, lo decía todo. El blanco contrastando con el rojo es una sublime combinación, y allí estaba ese clavel, ese símbolo de paz del cual se aferró el ciudadano común de Portugal.

Sabía yo, pero no lo quise decir, que ese libro jamás había sido leído, quizá sí hojeado. Escrito en portugués, muchos de mis familiares lo habrán dejado de lado por eso. Supe después, cuando lo abrí, que ese ejemplar fue enviado por mi tía abuela desde Portugal en julio de 1974, apenas tres meses después de esos importantes sucesos. No culpo a mis abuelos de no haberlo tenido en cuenta, no los culpo de haberlo guardado y no dejarlo mejor a la vista de todos. No sé si la revolución fue para ellos un orgullo tan grande, me atrevo a decir que sí una buena noticia. Pero su realidad ya no era aquella, sino la vida que habían construido aquí en Argentina. Adoran, y añoran, a su patria natal, pero ellos fueron corridos de allí a la fuerza. No exiliados, pero parecido a ello. Auto exiliados, para poder subsistir, sería la formulación correcta. En cambio, en Portugal sí se vivió como una verdadera hazaña, es por ello que la hermana de mi abuela envió ese documento tan valioso para compartirlo. Pero claro, mis abuelos se quedaron con una imagen de su país de hace cincuenta años atrás. No les debe parecer razonable cómo un grupo de izquierda pudo derrotar a Salazar, esa figura imponente, un semi-dios portugués, al que sin embargo odiaron y siguen odiando, a pesar de que haya muerto hace mucho.

Sin haber siquiera abierto el libro, aproveché el momento de la sobremesa, luego de un almuerzo abundante, para preguntarle a mis abuelos acerca de la Revolución de los Claveles. Como intuía, mi intento fue en vano: mi abuelo no habló de la revolución, sino de Salazar, como hacía siempre, aunque era costumbre en él irse por las ramas, recordar viejos amigos de la infancia, lugares recónditos en los que trabajó...en fin, fue más de lo mismo. Si bien el hecho de haber escuchado tantas historias de su juventud ayudó a que yo me representase al pueblo portugués más idóneamente, con sus costumbres y comidas, me costaba disimular mi impaciencia por no poder hablar sobre la revolución. Admito que era un pensamiento bastante cerrado el mío. ¿Por qué deberían ellos saber sobre una revuelta de la cual no fueron partícipes? Portugal forma parte de sus pasados, ellos viven el presente en Argentina. “Yo me siento más argentino que portugués” suele decir mi abuelo. A mi no me importa, yo quiero conocer mis raíces, la historia de mis antepasados marcan que provengo de otro continente, de otra cultura. Quiero hacer una regresión, saber por qué, por qué me hubiese gustado formar parte de esa rebelión.

Al terminar de hacer que escuchaba a mi abuelo -esas historias ya las conocía- me levanté de la mesa y fui directo a la sombra de un árbol a leer el libro. Lo miré fija y detenidamente. Algo me estaba diciendo, no era un objeto inerte. Así lo sentía yo. Al abrirlo, me sorprendí -no del todo- al ver que las primeras hojas estaban rotas, hecho que me hizo esbozar una sonrisa involuntaria. “25 de abril: el Fascismo morre em poucas horas” era el título de uno de los primeros capítulos. “Em cada rostro un amigo, em cada rostro igualdade”...eso no estaba en el libro, pero... ¿de donde venía esa parte de la canción de Grandola, Vila Morena? “O povo e que mais ordena”, sí totalmente de acuerdo, el pueblo es el que más ordena, no obstante no entendía por qué no me concentraba en el libro y dejaba la canción para otro momento. Cada vez se escuchaban más fuerte esas estrofas...

2 de Abril - 1974

Hace apenas unas horas estaba todavía en el aeropuerto de Lisboa. Mientras escribo no caigo, no tomo conciencia del lugar en el que estoy. Pasé diecinueve años de mi vida escuchando historias sobre familiares a los que ahora estoy viendo, con los que acabo de compartir una legítima y deliciosa feijoada[1] portuguesa. Este plato es típico en el norte de Portugal, sin embargo, la gente del sur lo adoptó también como propio. Por eso, en Algarve, provincia más austral de este país y lugar donde me encuentro ahora, no es raro encontrar cosas en común con las demás regiones. Empecé a notar que el pueblo portugués estaba más unido de lo que pensaba.

Debería contar el por qué de mi viaje tan improvisado. El problema es que ni siquiera yo me doy cuenta del motivo por el cual, de un día para el otro, mandé una carta desde Argentina avisando que inminentemente andaría por estas tierras. Afortunadamente, la carta llegó antes que yo, ya que al bajar del avión uno de mis tíos me estaba esperando. Admito que en pocas horas he vivido emociones muy fuertes, intentando imaginar el desembarco de mis abuelos en Argentina, sin saber que se encontrarían. Yo corría con la ventaja de imaginarme con qué me podía enfrentar, además sabía que, al fin y al cabo, tendría un techo donde hospedarme. No se cuanto tiempo me quedaré aquí, por lo pronto quiero conocer más a mis familiares, porque eso desencadenará en un armado genealógico, de raíces, que siempre tuve la necesidad de completar. Suelo escuchar a mis amigos y familiares diciéndome que soy un estudiante de periodismo inquieto, con ganas de buscar información hasta donde no la hay. No se si soy tan así, esta vez no quiero ser ni estudiante ni periodista, simplemente quiero reencontrarme con mi pasado.

5 de abril

En Europa es primavera. Dormir en un palheiro[2] no es una situación cómoda, pero hacerlo en ésta época del año, si lo comparamos con el invierno, es una bendición. Cuando les dije a mis tíos (como siempre, en un portugués que no se asemeja a la lengua portuguesa ni por asomo) que quería dormir, aunque sea una noche en el palheiro, me miraron incrédulos. Quizá puedan aceptar las diferencias culturales, que en sí no son muchas, pero de ahí a entender locuras como éstas, había un trecho largo. Finalmente, y luego de explicarles que quería sentir lo que tantas veces mi abuelo padeció, accedieron, aunque no en conformidad.

Haciendo cosas como ésas me lleno de manera superficial, pero la procesión por dentro es muy dura. Siento culpa. ¿Qué le di yo a mis abuelos hasta ahora? Nada, solo el respeto y el orgullo que ellos se merecen por haber logrado sobreponerse a tanto sufrimiento. Pero fueron ellos los que padecieron de chicos, quienes tuvieron que ganarse el pan día a día. Dormir en un palheiro es incómodo, sí, pero peor debe ser que eso se transforme en una costumbre, saber que es la única alternativa.

Sin embargo, creo estar encontrando el por qué de este viaje que emprendí. Estoy logrando darme cuenta de que si vine hasta aquí fue por algo en especial. Anoche, entre el fardo y los animales, pensé mucho, y hasta encontré diarios de hace unos días. En todos ellos había una seria intención de elogiar de manera celestial a Salazar, como si fuera el representante legítimo de un pueblo, pueblo que, según los periódicos, está contento con el andar del máximo mandatario. Cuanta mentira pueden decir los diarios si se encuentran manipulados, porque cuanta gente tuvo que irse, cuanta gente padece todavía, cuantos conformes con tan poco...Y para el pueblo común, aquel que conforma el grueso de la nación, para ellos nada.

9 de abril

Cuando deseamos que una semana transcurra lentamente, vemos cómo ese deseo queda trunco. En cambio, si queremos que pase rápidamente, pareciera como si una mano invisible se aferrara a las agujas del reloj. No le creo al calendario cuando me señala que ya hace siete días que llegué. Resumiendo, estoy muy satisfecho con el trato recibido por mis parientes, sin embargo, no logro entender por qué a veces se extrañan de mis actitudes. Hace unos días, uno de mis primos me presentó a un amigo suyo llamado Manoel. El motivo por el cual quiso que yo hablase con él, a mi me resultó raro en un principio, pero luego este hecho me hizo dar cuenta de qué era lo que pensaban mis familiares de mí.

Manoel es un joven de 25 años, estudiante de sociología en una universidad de Lisboa. Por lo que entendí, todavía no se pudo recibir, aparentemente por actos de indisciplina. El mencionó una palabra que me sonó a subversión. Mi primo, Sérgio, me lo presentó por sugerencia de mis tíos, quienes creen que me estoy haciendo mucha mala sangre (y hasta discuto con ellos) a raíz de los problemas político-sociales en Portugal.

Este muchacho, además de ser futuro sociólogo, milita fervientemente en el Partido Socialista Portugués, uno de los movimientos de izquierda más recientes de este país, así que fue por esta razón, más que ninguna otra, por la que me terminé de dar cuenta que mis parientes saben acerca de la causa que me aqueja internamente. Están dispuestos a apoyarme en mi decisión por ayudar a mejorar un poco las cosas.

Vamos, Lisboa espera-nos”. Así de determinante fue Manoel, luego de explicarme que existe una posibilidad de que las Fuerzas Armadas lideren un golpe secreto para acabar con el régimen salazarista. Los partidos de izquierda apoyarían ese golpe en caso de darse, y yo, si me quedara en el molde estando allí, podría arrepentirme el resto de mi vida.

El germen de revolución que jamás me había brotado en Argentina, está floreciendo en grandes proporciones a medida que escribo, a medida que vivo. Si Lisboa nos está esperando, pues hacia allí iremos.

12 de abril

Lisboa está enrarecida. La gente murmulla constantemente. Se quejan mucho los comerciantes por los castigos con formas de impuestos, que, valga la redundancia, les son impuestos desde arriba. Yo estoy tranquilo. O trato de demostrarlo, ya que en mi interior se desata una batalla campal. Debido a qué razón, bien no lo sé. Tan solo dos días en la capital, conviviendo de la forma más clandestina que jamás había experimentado con otros potenciales revolucionarios, en realidad se me hicieron dos años. A su vez, siento una envida -sana- por los otros jóvenes, quienes parecen llevar la causa con una paz interior imposible de igualar de mi parte. Soy uno de los más garotos del grupo, aunque algún que otro estudiante de secundario siempre se hace presente. Sin embargo, sí soy el más pequeño en cuanto a experiencia revolucionaria, noto que soy un embrión en formación. Ellos batallan desde hace mucho, y la mayoría, al estar exiliados en Francia, incorporaron mucha ideología. Qué difícil es la vida del subversivo. A la distancia cree que es poner una bomba y listo. ¿Y si sale algo mal y se es atrapado por el rival? Por eso la clandestinidad es muy dura, hay que pasar desapercibidos. ¿Estoy realmente capacitado para llevar adelante una causa como ésta? Cargar con ansiedad y angustia al mismo tiempo no es para débiles, y tengo miedo de serlo.

17 de abril

Estoy tan angustiado que ni siquiera me inspiro para escribir. Ya no hablo de escribir algo bien formulado, ni siquiera puedo agarrar la lapicera. Caramba, que complejo me resulta el idioma portugués. Toda mi vida lo escuché hablar, o eso creía. El verdadero idioma no era aquel con el que me criaban mis abuelos, sino éste, bien puro y sin contaminación de otras lenguas. La comunicación con los demás no es mala, todo lo contrario...Casi todos saben, y comprenden, la situación en la que estoy. Me brindan ayuda, sobre todo el bueno de Manoel. El se siente culpable por haberme incentivado a seguirlo. No es que uno no pueda dar marcha atrás, pero me daría vergüenza abandonar una causa en la cual represento todo un pasado mío, aquella parte más cercana en mi genealogía. Hoy por hoy me siento más fuerte que débil, pero la angustia no cesa. Vivimos continuamente esperando que alguien nos descubra y nos liquide. Ya es algo común y corriente notar que algunos compañeros no aparezcan más. Sabemos que los centros de detención son masivos.

Escribí alguna vez acerca de la posibilidad de que las Fuerzas Armadas se rebelen. Por ahora, sólo palabras. Los hechos revelan que, por el momento, son más una fuerza de destrucción para la conservación, que una fuerza de destrucción para la reconstrucción. La aparente resignación que se dibuja en las caras de nuestros líderes de izquierda es bastante elocuente, porque se sienten solos. Sin embargo, esa resignación va acompañada por fugaces apariciones de esperanza. De una cosa estamos todos de acuerdo: la revolución, en caso de que se pueda dar, será sin armas.

20 de abril

Escribo muy discontinuamente, y soy totalmente consciente de ello. Las razones son varias, pero se pueden resumir en el hecho de que agarrar un diario para plasmar mis sentimientos es una acción muy suplementaria en medio de la clandestinidad. Estos días estuve, estuvimos muy ocupados. Finalmente, el guiño de la MFA (Movimiento de las Fuerzas Armadas) hacia los grupos revolucionarios de izquierda llegó. Toda historia que contenga levantamientos del pueblo lleva detrás de sí acuerdos entre diferentes sectores de la sociedad, aunque estos acuerdos, por más que los intereses sean totalmente distintos, si se dan es porque el objetivo a derrocar es muy claro.

Sufre el portugués común. Su mote de censurado se afianza cada vez más. Ni la muerte de Salazar hace ya unos años calmó el avance continuo del Estado Novo. Sufre el portugués pobre, pero también el empresario acaudalado que no congenia con los ideales del gobierno. Acompaña a este sentimiento de verse sometido, una resignación que empieza a rozar el conformismo, ya que muchos abandonan sus ideales, traicionándolos para intentar mantener lo poco que les queda. No sólo Lisboa es una sombra de lo que fue en algún momento: una ola en expansión constante cubrió a este pequeño país.

Y en el medio de este quieto y conservador vendaval, estamos nosotros. Con la frente alta pero con los brazos arriba, como desafiando toda agresión y resistencia, aunque aguardando el momento de ser descubiertos. Es evidente que los fascistas que detentan el poder saben de nuestra existencia. Hasta quizá sepan nuestros nombres, lo que no saben es desbaratar nuestra estrategia de distracción constante. Vivimos en movimiento, yo lo llamaría nomadismo puro, y es ello lo que produce el sentimiento ambiguo de creerse solo, pero a la vez saber que se está en compañía de jóvenes en busca de lo mismo.

Descubrí en estos últimos días que no soy el único extranjero: hay muchos brasileros que vinieron a cerrar parte de su pasado, tal como lo vine a hacer yo. También los franceses son numerosos, acompañados de un espíritu revolucionario importante para guiar a los más novatos. Este hallazgo calmó un poco mi turbulento sentimiento interior. Tenía miedo de ser visto por mis compañeros como un elemento ajeno a su causa. Totalmente absurda resultó ser esa idea. Los prejuicios los tuve yo hacia ellos, y no ellos hacia mí. Manoel insiste en recordarme que mi decisión de ayudarlos en lo que sea es más valorable que hasta la ayuda de un mismo portugués. Bueno, esto se lo discutí un buen rato, pero no viene al caso.

Volviendo al mencionado guiño de las Fuerzas Armadas, debo decir que el ambiente cambió mucho. A pesar de lo raro que me resulta la ambigüedad de sentimientos que nos envuelven, la felicidad que nos propiciaron los líderes militares de estos movimientos fue el punto más alto de euforia que se vivió dentro de la izquierda. Por lo menos desde que yo convivo con ellos. Sin embargo, no deja de haber algo raro, ya que nuestra posición en el momento de la rebelión sería subordinada a lo que decidan las MFA. Ellos proponen liderar la avanzada, proponen dar ellos la señal. Proponen ellos, nosotros escuchamos. Yo no tengo poder de decisión ni siquiera en el seno del PSP (Partido Socialista Portugués). Ni hablar del núcleo principal de partidos de izquierda. En todo caso, estos últimos deberían ser los encargados de protestar por la posición de subordinación. ¿Dejar de ser subordinados a los intereses de los militares de derecha para ser subordinados a los intereses de militares de izquierda? Habrá que dejar que todo tome su rombo, quien sabe si no termina saliendo todo perfecto.

Confiar y esperar sumergido en un mundo de incertidumbre y angustia constante. De eso se trata hacer una revolución siendo un satélite del núcleo principal, las MFA.

22 de abril

“Una juventud que no crea es una anomalía” Ernesto “Che” Guevara

Me resulta sorprendente la inminencia de una revolución, pero lo que me resulta más sorprendente es que esta ola de optimismo que rodea a la izquierda se expanda tan lentamente. El ciudadano civil, común y corriente, hipnotizado por un intento de ser feliz a costas de un conformismo efímero, no toma conciencia de que el levantamiento está al alcance de la mano. No parece interesarle la oportunidad de ser feliz a costas de una legítima libertad. No puede culpárselo de su accionar, esa persona se crió sometida a un régimen burocrático muy opresor. La idea de revolución, para gente así, es solo un sueño de los jóvenes “que no viven la realidad”.

Por eso admiro a mis compañeros de lucha. Hacer oídos sordos a las críticas de los mayores para que hasta ellos mismos vivan en un mundo mejor. También admiro a los soldados de las MFA. Quienes pretenden encabezar la revolución son guerreros jóvenes, que recibieron la mejor educación en los mejores institutos militares. Obtuvieron conocimientos más bien conservadores, pero como esa generación fue enviada a batallar a las colonias portuguesas de África, esa preparación derechista chocó contra una realidad. En consecuencia, al volver en estos últimos años hacia Portugal, lo primero que hicieron fue camuflarse entre los partidos de izquierda para generar un acercamiento. Imagino mucho ese momento: ¿Quién de la izquierda les creería? Sin embargo, era muy probable que ese cambio de mentalidad, al ver la terrible matanza en las colonias portuguesas, se produjera en estos soldados, así que la mirada de reojo izquierdista duró poco tiempo.

Esta unión MFA-Izquierda fue creciendo tanto que, al día de hoy, me animo a augurar una revolución exitosa. La angustia empieza a disiparse, ahora tiemblo de ansiedad, tiemblo de emoción. Qué difícil es pasar por la etapa prerrevolución, a pesar de que estuve menos de un mes en ella. Hoy sí que no tengo nada de ganas de abandonar la causa.

23 de abril

Ya hay un plan. Si bien no soy uno de los líderes del movimiento (de hecho cumplo muchas más órdenes de las que doy), Manoel sí suele participar de las reuniones. Fue él quien me contó que las MFA se levantarán en armas durante la madrugada del 25. Si, en tan sólo dos días...

El plan consiste, palabras más, palabras menos, en esto: un grupo de militares, muy furtivamente, tomarán el Radio Clube Portugués. Desde allí, darán la señal para que los levantamientos se lleven a cabo a lo largo y a lo ancho del país. Esa tan esperada señal será, nada más y nada menos que una canción del pueblo, censurada por Salazar y compañía: Grandola, Vila Morena. El principal foco revolucionario estará en Santarém, a cargo del Sargento Maia, un joven soldado que fue obligado moralmente a castigar a los negros en África, y sin embargo renunciará a un futuro muy prometedor como militar para ayudar a una patria entera. La figura de Maia es muy respetada dentro de los partidos de izquierda. Saben que es muy capaz, y saben que es el potencial gobernador del país de no mediar ningún inconveniente.

Volviendo al plan, lo que hay que hacer es estar preparados a que suene la canción. Es allí cuando los militares se sublevarán en cada uno de los regimientos, mientras que los grupos de izquierda en Lisboa avanzaremos sobre el Ministerio, acompañando a los tanques de guerra. No cabe duda de que nos tocó un papel secundario, pero en cierta manera seremos el nexo entre las MFA y el pueblo civil. Confiamos en que los ciudadanos respondan a nuestra convocatoria.

24 de abril

“Hay que endurecerse sin perder la ternura jamás” Ernesto “Che” Guevara

Sin mucho tiempo para escribir, sólo me deseo suerte a mí, pero especialmente le deseo suerte al pueblo portugués. Descubrí a que vine, vine a colaborar, vine a liberar a estos hombres tristes, vine a liberar a mis abuelos para que sepan que su patria natal volverá a ser lo que era, vine a cerrar parte de mi pasado, vine a llenar un vacío que me persiguió desde que pienso las cosas. Esta no es mi despedida, no implementaremos el ataque violento, por lo tanto, no hay por qué no seguir viviendo.

Decidí llevar el diario conmigo, quiero ir escribiendo a medida que voy presenciando los actos ya planeados. Mañana quiero llenar las hojas en blanco expresándome libremente, y ya no más en las sombras.

25 de abril

00.30 AM

Mientras suena esta melodía tan revolucionaria, tan llena de verdades y certezas de justicia, me dieron unas ganas irrefrenables de escribirla. Esta canción que mamé desde pequeño, aunque no entendiera la letra, estará llegando -seguramente- hasta lo más profundo de los millones de corazones lusos, quienes se deben haber llevado una grata sorpresa al oír en una radio tan oficialista las estrofas de Grandola, Vila Morena.

Grândola, vila morena

Terra da fraternidade

O povo é quem mais ordena

Dentro de ti, ó cidade

Dentro de ti, ó cidade

O povo é quem mais ordena

Terra da fraternidade

Grândola, vila morena

Em cada esquina um amigo

Em cada rosto igualdade

Grândola, vila morena

Terra da fraternidade

Terra da fraternidade

Grândola, vila morena

Em cada rosto igualdade

O povo é quem mais ordena

À sombra duma azinheira

Que já não sabia a idade

Jurei ter por companheira

Grândola a tua vontade

Grândola a tua vontade

Jurei ter por companheira

À sombra duma azinheira

Que já não sabia a idade

Que hermoso poder ver en cada esquina un amigo, en cada rostro igualdad. Vivir en una tierra de fraternidad...

La revolución está oficialmente declarada. Ahora viene lo complejo: es el momento en que las MFA se levantan en armas, pero sin disparar contra sus líderes. Empezamos a vivir en tierra de fraternidad, y esos ideales se deben respetar. De la historia tenemos que tomar lo bueno, e intentar no repetir lo malo.

04.45 AM

“O povo é quem mais ordena” Grandola, Vila Morena

Sólo quince minutos han pasado desde el primer comunicado de las MFA, quienes ya iniciaron el avance sobre Lisboa para tomar el Ministerio. En poco tiempo, también nosotros saldremos de la oscuridad, acompañaremos la marcha de los militares como ciudadanos libres, pero con la carga de orientar a toda persona civil que quiera unirse a la causa. No debemos dejar que la violencia invada, tenemos que garantizar la fraternidad. Porque a pesar de que en el comunicado se aconseja a la población que se resguarde en su casa para evitar possível efusão de sangue, es difícil que eso se respete. Queridos soldados: con todo respeto, ¿ustedes creen que personas que están sometidas hace casi una vida entera se quedarán quietos en sus hogares? Enhorabuena, irmãos míos, irmãos lusos, los invito a que apoyen la revolución a medida que se vayan despertando. Y los que pasan noches en vilo durante estos días, corran la voz, hagan que hasta el último campesino abandonado en el sureño Algarve, que hasta el último comerciante del norteño Minho, que todos ellos se enteren de que Portugal vuelve a ser una patria libre. Que se puede volver a amar, que se puede volver a opinar, que se puede volver a vivir, que se puede volver a poder...Ustedes darán el veredicto apoyándonos, y cuánto más se hagan sentir, más debilitaremos a Caetano y toda la impronta salazarista que persiste en el poder. Irmãos míos, son libres.

11.00 AM

· Extinção dos plenários

· Amnistia para os presos políticos

· Regresso dos exiliados

La mañana ha avanzado y, finalmente, a Portugal llegó la primavera. El pueblo responde y no hace caso. Responde a la sublevación, no así a los consejos un poquito conservadores (¿Nunca un militar será del todo de izquierda?) de las MFA. Es que la gente se cansó de que le den órdenes, ellos relacionan -y yo también- una revolución con un quiebre profundo, un corte de raíz, un nuevo andar en la vida.

Estoy sentado entre cientos de civiles que corean cantos de libertad, cantos llenos de júbilo. Las mujeres se unen con gritos, como “Homens à cocina”, rozando lo gracioso, pero esa es una señal de que el ciudadano redescubrió su libertad de expresión.

Es época de claveles, la flor más emblemática de esta parte del año en Portugal. Estas hermosas flores rojas (hay algunas blancas también) decoran un marco soñado. Escribo en el paraíso, a pesar de que de vez en cuando algún tiro se oye. No entré en ningún trance, es todo real. Los viejos cantan, los jóvenes bailan, hoy nadie trabaja. Hoy todos festejan, hoy todos lloran sus primeras lágrimas de alegría en mucho tiempo. Portugal es otra vez verde y rojo, es otra vez legítimo.

2 PM

“Terra da fraternidade” Grandola, Vila Morena

La orden de resguardo que propuso el MFA era para evitar el derramamiento de sangre. Efectivamente, y en consecuencia de la entendible desobediencia civil, hay heridos. La locura se desató en algunos perversos que no quieren dejar el poder, y dispararon al azar, tiraron al grueso de gente de su propio país.

Y allí están el Sargento Maia y compañía, sin levantar las armas, provocando una rendición pacífica, aunque más atentos al bienestar de la efervescente masa popular que rodea las inmediaciones del Ministerio, que a la rendición de Caetano. A esta altura la bandera blanca se está izando sola, sin ayuda de nadie, sino por los propios hechos.

La gente entendió el mensaje de paz desde un principio, pero quiere intervenir. De la mano de nosotros, los revolucionarios de izquierda, iniciaron un acto que me conmovió. Yo creo que toda mi vida seguiré anonadado por ello. Hablo del momento en que observé los primeros claveles que eran ubicados, en forma simbólica, en los cañones. No puedo evitar el derramamiento de lágrimas. Luego de tanta clandestinidad, somos libres, y el pueblo también lo es. Y lo quiere lograr con paz. Un clavel tapando el cañón de un arma es el mejor gesto de amor, paz, ternura, libertad que el pueblo podía dar.

Me detuve un minuto en mi escritura para contemplar esos monstruosos tanques que apuntan hacia el Ministerio. Apuntan, pero con claveles adornando su indiscutible fealdad. La rendición está al caer.

6.30 PM

Todos augurábamos un final feliz. No obstante, nadie nos aseguraba la victoria, porque la rendición no iba a ser nada rápida. De hecho, el capricho salazarista llegó hasta sus últimas consecuencias, pero hace media hora decretaron su rendición. Se está hablando de un supuesto arreglo, mediante el cual huirán como cobardes del país. El Sargento Spínola será la cara visible del nuevo gobierno.

Me da pena ver el rostro ido de Maia, el soldado más inteligente y quien más se jugó su pellejo por lograr este momento. Caetano accedió a renunciar sólo si pactaba con un representante “legítimo” de la oposición, y si bien Spínola puede representarnos mejor que ningún otro, no es justa la manera en la cual llega al poder. Esta es una revolución del pueblo, pensada por partidos de izquierda, ejecutada por soldados alzados en arma, no es un levantamiento de los “viejos sabios”. La ciudadanía civil nos respondió a nosotros, pero a nosotros sólo nos quedará el recuerdo hermoso, bello, fascinante de este glorioso día. No sé si había un fuerte anhelo de poder por parte de estos jóvenes ingenuos, que supimos omitir la violencia para poner de rodillas a un gobierno de facto. Pero al ver como también nosotros somos puestos de rodillas por nuestros propios “líderes sabios”, el sentimiento de impotencia se entremezcla con la paz nuevamente adquirida.

Más allá de esto, creo que no hay que desmerecer lo logrado, levanto un poco la vista del papel y sigo viendo armas coloridas, flores revoloteando por los aires, parejas bailando danzas típicas. Toda una fiesta, que la estoy reduciendo sólo a Lisboa, aunque sé que en todo el territorio luso se está expandiendo este júbilo. Una gota salada rueda por mi mejilla al pensar en mis parientes, no sólo en mis tíos del sur de Portugal, sino, y sobre todo, en mis abuelos que dicen ser más argentinos que portugueses. Hoy, a la distancia, les digo que pueden volver a ser quienes fueron de pequeños. Yo, por lo menos hoy, me siento más portugués que argentino.

11.00 PM

Desearía terminar aquí este diario, mientras escucho Grandola, Vila Morena por enésima vez en el día. Quiero que quede grabado lo que viví desde mi llegada a Portugal (sin saber claramente con qué objeto) hasta este glorioso momento. No sólo para los portugueses fue hoy un día de gloria, de júbilo, de música, sino también para un argentino mezclado entre todos ellos. Un argentino que llegó con más dudas que certezas, pero con una certeza clara: si algo habría de hallarse, en esta parte del mundo sería.

Logré cerrar una etapa olvidada por mis abuelos, pero traída devuelta por un nieto curioso. Curioso por saber los por qué de una emigración tan dura, curioso por entender y comprender por qué este tema no fue nunca tratado...En fin, de todas estas dudas me fui nutriendo para desembarcar en Lisboa. En menos de un mes logré darme cuenta de tantas cosas...

Si bien para ellos, allá en Argentina, daba lo mismo si Salazar seguía o no sometiendo a la pobre población, yo me sentí desde el primer momento comprometido con la causa social. Fui un afortunado al haber venido en esta época. Haber participado activamente me llenó de orgullo, orgullo hacia mis abuelos, hacia mí mismo, aunque dudo que esté tan orgulloso de mí mismo. Viví y fui protagonista de lo duro de una revolución. Otra vez la teoría es mucho más fácil que un hecho fáctico, ya que no se trata sólo de emplear los ideales aprendidos, sino también de poner en juego mecanismos sentimentales muy poderosos: el amor; la paz interior; el compañerismo; el sacrificio; el silencio; la esperanza; la desazón; la desesperación; la ansiedad; la incomodidad; la ilusión...

Escribo estas últimas líneas sabiendo que jamás volveré a vivir tantas sensaciones juntas. Este es un diario cargado de felicidad y tristeza. Ambas nos suceden a menudo, sólo que ésta vez sucedieron al mismo tiempo.



[1] Feijoada es uno de los platos típicos de la cocina brasileña (considerado como plato nacional) y norte de Portugal. Sus ingrediente básicos son los frijoles (suelen ser negros en Brasil, blancos o rojos en Portugal) y la carne de cerdo en salazón. Se suele presentar acompañada de arroz y naranjas.

[2] Palheiro se le llama en Portugal a una especie de galpón en donde duermen de noche algunos animales, como si fuera un granero.

jueves, 13 de agosto de 2009

2º parte

Luego de haber pasado el final de historia, vuelvo un poco a la normalidad...disculpen la tardanza...valio la pena sacrificar estas semanas para sacarme ese inesperado 9!
2 de Abril - 1974
Hace apenas unas horas estaba todavía en el aeropuerto de Lisboa. Mientras escribo no caigo, no tomo conciencia del lugar en el que estoy. Pasé diecinueve años de mi vida escuchando historias sobre familiares a los que ahora estoy viendo, con los que acabo de compartir una legítima y deliciosa feijoada
[1] portuguesa. Este plato es típico en el norte de Portugal, sin embargo, la gente del sur lo adoptó también como propio. Por eso, en Algarve, provincia más austral de este país y lugar donde me encuentro ahora, no es raro encontrar cosas en común con las demás regiones. Empecé a notar que el pueblo portugués estaba más unido de lo que pensaba.
Debería contar el por qué de mi viaje tan improvisado. El problema es que ni siquiera yo me doy cuenta del motivo por el cual, de un día para el otro, mandé una carta desde Argentina avisando que inminentemente andaría por estas tierras. Afortunadamente, la carta llegó antes que yo, ya que al bajar del avión uno de mis tíos me estaba esperando. Admito que en pocas horas he vivido emociones muy fuertes, intentando imaginar el desembarco de mis abuelos en Argentina, sin saber que se encontrarían. Yo corría con la ventaja de imaginarme con qué me podía enfrentar, además sabía que, al fin y al cabo, tendría un techo donde hospedarme. No se cuanto tiempo me quedaré aquí, por lo pronto quiero conocer más a mis familiares, porque eso desencadenará en un armado genealógico, de raíces, que siempre tuve la necesidad de completar. Suelo escuchar a mis amigos y familiares diciéndome que soy un estudiante de periodismo inquieto, con ganas de buscar información hasta donde no la hay. No se si soy tan así, esta vez no quiero ser ni estudiante ni periodista, simplemente quiero reencontrarme con mi pasado.

5 de abril
En Europa es primavera. Dormir en una palestra
[2] no es una situación cómoda, pero hacerlo en ésta época del año, si lo comparamos con el invierno, es una bendición. Cuando les dije a mis tíos (como siempre, en un portugués que no se asemeja a la lengua portuguesa ni por asomo) que quería dormir, aunque sea una noche en la palestra, me miraron incrédulos. Quizá puedan aceptar las diferencias culturales, que en sí no son muchas, pero de ahí a entender locuras como éstas, había un trecho largo. Finalmente, y luego de explicarles que quería sentir lo que tantas veces mi abuelo padeció, accedieron, aunque no en conformidad.
Haciendo cosas como ésas me lleno de manera superficial, pero la procesión por dentro es muy dura. Siento culpa. ¿Qué le di yo a mis abuelos hasta ahora? Nada, solo el respeto y el orgullo que ellos se merecen por haber logrado sobreponerse a tanto sufrimiento. Pero fueron ellos los que padecieron de chicos, quienes tuvieron que ganarse el pan día a día. Dormir en una palestra es incómodo, sí, pero peor debe ser que eso se transforme en una costumbre, saber que es la única alternativa.
Sin embargo, creo estar encontrando el por qué de este viaje que emprendí. Estoy logrando darme cuenta de que si vine hasta aquí fue por algo en especial. Anoche, entre el fardo y los animales, pensé mucho, y hasta encontré diarios de hace unos días. En todos ellos había una seria intención de elogiar de manera celestial a Salazar, como si fuera el representante legítimo de un pueblo, pueblo que, según los periódicos, está contento con el andar del máximo mandatario. Cuanta mentira pueden decir los diarios si se encuentran manipulados, porque cuanta gente tuvo que irse, cuanta gente padece todavía, cuantos conformes con tan poco...Y para el pueblo común, aquel que conforma el grueso de la nación, para ellos nada.

9 de abril
Cuando deseamos que una semana transcurra lentamente, vemos cómo ese deseo queda trunco. En cambio, si queremos que pase rápidamente, pareciera como si una mano invisible se aferrara a las agujas del reloj. No le creo al calendario cuando me señala que ya hace siete días que llegué. Resumiendo, estoy muy satisfecho con el trato recibido por mis parientes, sin embargo, no logro entender por qué a veces se extrañan de mis actitudes. Hace unos días, uno de mis primos me presentó a un amigo suyo llamado Manoel. El motivo por el cual quiso que yo hablase con él, a mi me resultó raro en un principio, pero luego este hecho me hizo dar cuenta de qué era lo que pensaban mis familiares de mí.
Manoel es un joven de 25 años, estudiante de sociología en una universidad de Lisboa. Por lo que entendí, todavía no se pudo recibir, aparentemente por actos de indisciplina. El mencionó una palabra que me sonó a subversión. Mi primo, Sérgio, me lo presentó por sugerencia de mis tíos, quienes creen que me estoy haciendo mucha mala sangre (y hasta discuto con ellos) a raíz de los problemas político-sociales en Portugal.
Este muchacho, además de ser futuro sociólogo, milita fervientemente en el Partido Socialista Portugués, uno de los movimientos de izquierda más recientes de este país, así que fue por esta razón, más que ninguna otra, por la que me terminé de dar cuenta que mis parientes saben acerca de la causa que me aqueja internamente. Están dispuestos a apoyarme en mi decisión por ayudar a mejorar un poco las cosas.
“Vamos, Lisboa espera-nos”. Así de determinante fue Manoel, luego de explicarme que existe una posibilidad de que las Fuerzas Armadas lideren un golpe secreto para acabar con Salazar. Los partidos de izquierda apoyarían ese golpe en caso de darse, y yo, si me quedara en el molde estando allí, podría arrepentirme el resto de mi vida.
El germen de revolución que jamás me había brotado en Argentina, está floreciendo en grandes proporciones a medida que escribo, a medida que vivo. Si Lisboa nos está esperando, pues hacia allí iremos.

12 de abril
Lisboa está enrarecida. La gente murmulla constantemente. Se quejan mucho los comerciantes por los castigos con formas de impuestos, que, valga la redundancia, les son impuestos desde arriba. Yo estoy tranquilo. O trato de demostrarlo, ya que en mi interior se desata una batalla campal. Debido a qué, no lo sé. Tan solo dos días en la capital, conviviendo de la forma más clandestina que jamás había experimentado con otros potenciales revolucionarios, en realidad se me hicieron dos años. A su vez, siento gran envida -sana- por los otros jóvenes, quienes parecen llevar la causa con una paz interior imposible de igualar de mi parte. Soy uno de los más garotos del grupo, aunque algún que otro estudiante de secundario siempre se hace presente. Sin embargo, sí soy el más pequeño en cuanto a experiencia revolucionaria, noto que soy un embrión en formación. Ellos batallan desde hace mucho, y la mayoría, al estar exiliados en Francia, incorporaron mucha ideología. Qué difícil es la vida del subversivo. A la distancia cree que es poner una bomba y listo. ¿Y si sale algo mal y se es atrapado por el rival? Por eso la clandestinidad es muy dura, hay que pasar desapercibidos. ¿Estoy realmente capacitado para llevar adelante una causa como ésta? Cargar con ansiedad y angustia al mismo tiempo no es para débiles, y tengo miedo de serlo.
17 de abril
Estoy tan angustiado que ni siquiera me inspiro para escribir. Ya no hablo de escribir algo bien formulado, ni siquiera puedo agarrar la lapicera. Caramba, que complejo me resulta el idioma portugués. Toda mi vida lo escuché hablar, o eso creía. El verdadero idioma no era aquel con el que me criaban mis abuelos, sino éste, bien puro y sin contaminación de otras lenguas. La comunicación con los demás no es mala, todo lo contrario...Casi todos saben, y comprenden, la situación en la que estoy. Me brindan ayuda, sobre todo el bueno de Manoel. El se siente culpable por haberme incentivado a seguirlo. No es que uno no pueda dar marcha atrás, pero me daría vergüenza abandonar una causa en la cual represento todo un pasado mío, aquella parte más cercana en mi genealogía. Hoy por hoy me siento más fuerte que débil, pero la angustia no cesa. Vivimos continuamente esperando que alguien nos descubra y nos liquide. Ya es algo común y corriente notar que algunos compañeros no aparezcan más. Sabemos que los centros de detención son masivos.
Escribí alguna vez acerca de la posibilidad de que las Fuerzas Armadas se rebelen. Por ahora, sólo palabras. Los hechos revelan que, por el momento, son más una fuerza de destrucción para la conservación, que una fuerza de destrucción para la reconstrucción. La aparente resignación que se dibuja en las caras de nuestros líderes de izquierda es bastante elocuente, porque se sienten solos. Sin embargo, esa resignación va acompañada por fugaces apariciones de esperanza. De una cosa estamos todos de acuerdo: la revolución, en caso de que se pueda dar, será sin armas.
[1] Feijoada es uno de los platos típicos de la cocina brasileña (considerado como plato nacional) y norte de Portugal. Sus ingrediente básicos son los frijoles (suelen ser negros en Brasil, blancos o rojos en Portugal) y la carne de cerdo en salazón. Se suele presentar acompañada de arroz y naranjas.

[2] Palestra se le llama en Portugal a una especie de galpón en donde duermen de noche algunos animales, como si fuera un granero.

jueves, 23 de julio de 2009

1º parte de la narración

Parte de mi nació allá por 1954, época de una Argentina próspera, vista por el resto del mundo como un lugar digno para vivir. Así lo pensaron mis abuelos, o mejor dicho, tuvieron que pensarlo así, porque muchas alternativas mejores no tendrían. O quizá sí, pero el mundo se rige en gran medida por lo material, y vivir en un país del tercer mundo, con grandes tierras para trabajar, aseguraría un porvenir mejor. Ellos tuvieron que dejar su país, Portugal, para buscar una vida mejor, ya que en esa época, en esa nación europea, un gobierno de facto con una estructura muy poderosa sometía a gran parte del pueblo portugués. Cincuenta y cinco años después, hago una reflexión más profunda sobre este suceso que les cambió la vida a mis abuelos, y me siento orgulloso por cómo lograron obtener todo lo que hoy tienen. No lo digo sólo por lo material, que no es mucho pero tampoco es insignificante, sino, sobre todo, por haber formado una familia y poder pasar los últimos días de su vida con todo lo que les faltó en su juventud.
Sin embargo, reflexiono y pienso más allá de sus vidas en nuestro país. ¿Por qué una persona común y corriente, para poder ganarse la vida, debe abandonar su tierra natal? ¿Es justo que quien detenta el poder de un Estado haga pasar hambre a su propio pueblo, y encima se auto adjudique el papel de prócer nacional? Las respuestas deberían ser obvias, sólo que nos complicamos mucho a la hora de ponerlas en práctica...

Junio - 2009

Día agitado en el trabajo. Al llegar a casa, quise distenderme un rato en la computadora. No me extrañó encontrarla ocupada. Mi papá finalmente se amigó con la tecnología. Eso tiene sus ventajas, como también sus contras. Una música conocida para mis oídos se escuchaba desde que entré a la casa, y era él quien la estaba seleccionando. Las melancólicas pero hermosas canciones de fado de Amália Rodrigues, acompañadas por imágenes, iban pasando una tras otra en el buscador de videos Youtube. Pensar que de chico no entendía cómo podía a alguien gustarle una música tan monótona. Y a veces todavía lo sigo pensando, aunque paradójicamente, el fado, sobre todo el de Amália, me llega hasta lo más profundo de mis sentimientos.
Tal es así que, cuando mi papá me llamó para que viera uno de los videos, fui sin dudarlo. La canción la reconocí al instante, pero al no entender del todo el portugués, nunca había imaginado de qué trataba la letra. Sin embargo, cuando las imágenes se empezaron a suceder una detrás de la otra, me di cuenta del significado real de ese tema: Grandola, Vila Morena tiene un significado para el pueblo portugués que va más allá de la letra en cuestión. Las fotos a las que hago referencia son documentos valiosísimos, instantáneas sacadas en plena revolución de los claveles, levantamiento que terminó con un nefasto período de la historia de Portugal. De repente, algo dentro de mí se agitó, como si quisiera salir al exterior. Sentía una especie de orgullo al ver cómo los soldados, y el mismo pueblo civil, llenaron los cañones de claveles en símbolo de paz. Una verdadera revolución, sin violencia. ¿Cómo pudieron llegar a eso sin uso de la fuerza? Es una pregunta que no se debería formular, tendría que ser siempre así, pero a lo largo de la historia han sido más los guerrilleros que los pacifistas si de revolución se trata. Y si vamos al caso, la revolución de la que estoy hablando la iniciaron los Movimientos de Fuerzas Armadas, por lo que las armas no estuvieron ausentes. Otra historia es si se usan o no, y a este punto es al que yo hacía referencia. No olvidemos: los claveles adornaron los cañones.
Al otro día de ese raro encuentro entre la canción, la revolución y mis sentimientos revueltos pero despiertos, fui a la casa de mis abuelos, en realidad no se con qué expectativas, aunque sabía que allí podría encontrar algo. Me dirigí primero hacia mi abuela, sabiendo lo que podía depararme la suerte. Efectivamente, fue así, tuve fortuna en acudir a ella. Era como si hubiese estado esperando ese momento durante muchos años, quizá unos treinta y cinco, porque fugazmente se paró en frente del placard mas viejo de la casa, y luego de revolver unos segundos, me miró con una satisfacción total. Yacía en su mano un libro no tan robusto, muy desvencijado tras muchos años de encierro, pero con una importancia fundamental para mí: era el libro “25 de abril”, aquel que fuera publicado en Portugal inmediatamente después de la revolución. El clavel blanco, enorme, con un fondo color rojo, lo decía todo. El blanco contrastando con el rojo es una sublime combinación, y allí estaba ese clavel, ese símbolo de paz del cual se aferró el ciudadano común de Portugal.
Sabía yo, pero no lo quise decir, que ese libro jamás había sido leído, quizá sí hojeado. Escrito en portugués, muchos de mis familiares lo habrán dejado de lado por eso. Supe después, cuando lo abrí, que ese ejemplar fue enviado por mi tía abuela desde Portugal en julio de 1974, apenas tres meses después de esos importantes sucesos. No culpo a mis abuelos de no haberlo tenido en cuenta, no los culpo de haberlo guardado y no haberlo dejado mejor a la vista de todos. No sé si la revolución fue para ellos un orgullo tan grande, me atrevo a decir que sí una buena noticia. Pero su realidad ya no era aquella, sino la vida que habían construido aquí en Argentina. Adoran, y añoran, a su patria natal, pero ellos fueron corridos de allí a la fuerza. No exiliados, pero parecido a ello. Auto exiliados, para poder subsistir, sería la formulación correcta. En cambio, en Portugal sí se vivió como una verdadera hazaña, es por ello que la hermana de mi abuela envió ese documento tan valioso para compartirlo. Pero claro, mis abuelos se quedaron con una imagen de su país de hace cincuenta años atrás. No les debe parecer razonable cómo un grupo de izquierda pudo derrotar a Salazar, esa figura imponente, un semi-dios portugués, al que sin embargo odiaron y siguen odiando, a pesar de que haya muerto hace mucho.
Sin haber siquiera abierto el libro, aproveché el momento de la sobremesa, luego de un almuerzo abundante, para preguntarle a mis abuelos acerca de la revolución de los claveles. Como intuía, mi intento fue en vano: mi abuelo no habló de la revolución, sino de Salazar, como hacía siempre, aunque era costumbre en él irse por las ramas, recordar viejos amigos de la infancia, lugares recónditos en los que trabajó...en fin, fue más de lo mismo. Si bien el hecho de haber escuchado tantas historias de su juventud ayudó a que yo me representase al pueblo portugués más idóneamente, con sus costumbres y comidas, me costaba disimular mi impaciencia por no poder hablar sobre la revolución. Admito que era un pensamiento bastante cerrado el mío. ¿Por qué deberían ellos saber sobre una revuelta de la cual no fueron partícipes? Portugal forma parte de sus pasados, ellos viven el presente en Argentina. “Yo me siento más argentino que portugués” suele decir mi abuelo. A mi no me importa, yo quiero conocer mis raíces, la historia de mis antepasados marcan que provengo de otro continente, de otra cultura. Quiero hacer una regresión, saber por qué. Me hubiese gustado formar parte de esa rebelión.
Al terminar de hacer que escuchaba a mi abuelo -esas historias ya las conocía- me levanté de la mesa y fui directo a la sombra de un árbol a leer el libro. Lo miré fija y detenidamente. Algo me estaba diciendo, no era un objeto inerte. Así lo sentía yo. Al abrirlo, me sorprendí -no del todo- al ver que las primeras hojas estaban rotas, hecho que me hizo esbozar una sonrisa involuntaria. “25 de abril: el Fascismo morre em poucas horas” era el título de uno de los primeros capítulos. “Em cada rostro un amigo, em cada rostro igualdade”...eso no estaba en el libro, pero... ¿de donde venía esa parte de la canción de Grandola, Vila Morena? “O povo e que mais ordena”, sí totalmente de acuerdo, el pueblo es el que más ordena, no obstante no entiendo por qué no me concentro en el libro y dejo la canción para otro momento. Cada vez se escuchaban más fuerte esas estrofas...

jueves, 16 de julio de 2009

Proceso de escritura - 16/07/09

Para ampliar mi visión sobre los hechos ocurridos el 25 de abril de 1974, tuve la oportunidad de mirar la película “Capitanes de abril”.

"Capitanes de Abril" es una coproducción europea de 1997 escrita y dirigida por Maria de Medeiros, inspirada en los hechos acaecidos el 25 de abril de 1974 en Portugal, conocidos como La Revolución de los Claveles. La película, entonces, se centra en los hechos que ocurrieron desde el 24 de abril al 26 de abril, y el protagonista de la historia es el Capitán Salgueiro Maia, quien comandó al Movimiento de las Fuerzas Armadas.
Fernando José Salgueiro Maia (Castelo de Vide, Portugal, 1 de julio de 1944 - Santarém, 4 de abril de 1992) fue uno de los capitanes del ejército portugués que lideraron las fuerzas militares durante la Revolución de los claveles, la cual determinó el final de la dictadura salazarista.
Salgueiro Maia fue hijo del ferroviario Francisco da Luz Maia y de Francisca Silvéria Salgueiro. Fue a la escuela primaria de São Torcato, Coruche, para más tarde trasladarse a Tomar y Leiria para terminar sus estudios secundarios.
En 1964 ingresa en la academia militar de Lisboa, y dos años después se presenta en la Escola Prática de Cavalaria (EPC). En 1968 estaba integrado en la 9ª compañía de Comandos, en la parte norte de Mozambique, luchando en plena Guerra colonial portuguesa. Su participación le valió el ascenso a capitán en 1970.
El mes de julio siguiente embarca rumbo a Guinea, regresando a Portugal en 1973. A estas alturas se inician las reuniones clandestinas del Movimento das Forças Armadas, y Salgueiro Maia, como Delegado de Cavalaria, integra la Comissão Coordenadora do Movimento. El 16 de marzo de 1974 se produce el Levantamento das Caldas, que antecede al mítico 25 de abril en el que se forzó la dimisión de Marcelo Caetano.
El 25 de noviembre de 1975 es transferido a las Azores, para volver a Santarém en 1979, donde comandó el Presidio Militar de Santa Margarida. En 1984 regresa al EPC. En 1989 le fue detectada una dolencia que pronto se diagnosticó como cáncer. Fue intervenido quirúrgicamente en 1991, pero lamentablemente falleció el 4 de abril de 1992 víctima de la enfermedad.

Sinceramente, el film me ayudó de manera increíble, ya que la trama está tan bien desarrollada que, cualquier persona con conocimientos básicos sobre la situación portuguesa en aquellos años, entenderá sin mayores problemas sobre qué trató esa revolución. Presiento que a la hora de empezar a desarrollar la narración, muchas escenas de la película entrarán a formar parte de ella. Muy buena interpretación la del Movimiento de las Fuerzas Armadas, porque se nota muy bien cómo, con tan poca logística, fueron capaces -con mucho de inteligencia y demasiado de patriotismo- de llevar adelante una revolución. También está bien mostrada la reacción espontánea del pueblo saliendo a las calles.
En fin, contar tanto la película no sirve, porque indirectamente será una columna importante del trabajo.

Por otra parte, pude además conseguir un libro sobre este tema: se llama "25 de abril", y más que un libro es una especie de documento, escrito unos días después de la revolución por periodistas portugueses. Estos “jornalistas” fueron Afonso Praça, Albertino Antunes, Antonio Amorim, Cesario Borga y Fernando Cascais.
¿Cómo y donde lo hallé? Cuando le comenté a mi papá la idea que tenía, me llevó a la casa de mis abuelos y, entre tanto hurgar entre muebles antiquísimos, sacó un libro rojo, muy raído, el cual posee en la tapa un clavel blanco hermoso. Sí, era el libro que necesitaba.
Apenas lo abrí, encontré en la primera página una dedicatoria escrita en portugués más que especial: “Ofrezco este libro como prueba de recordación y amistad” se leería en castellano. Abajo, la fecha: 2/7/74...Tan sólo tres meses después de la gran sublevación, en la Argentina ya había un libro que relataba los sucesos. Creo que, para los tiempos que corrían, eso fue todo un hito. El pequeño ejemplar fue enviado por la hermana de mi abuela, una de las tantas personas de Portugal que veían renacer sus esperanzas.

Este texto no lo voy a leer entero, sino que voy a ir sacando la información que me haga falta para realizar el trabajo. Además, al estar escrito en portugués, me puede llevar más tiempo de lo debido. Por lo tanto, lo usaré como una fuente de consulta muy fiable.

martes, 14 de julio de 2009

Proceso de escritura - 14/07/09

Se que puede resultar aburrido todo lo anteriormente expuesto, pero es una buena contextualización para poder enfocar más adelante el trabajo de una manera más verídica.

Intenté dejar lo mejor para el final: la canción de la Revolución, la canción que me dio la idea para realizar esta investigación para trabajar. Si bien "Grandola, Vila Morena" es un tema de José Afonso, yo lo escuché cantado toda mi vida por Amália Rodrigues, la mejor cantante de fado de toda la historia portuguesa. Amália es para los portugueses lo que es Gardel para los argentinos, y además el fado es para ellos lo que para nosotros es el tango: los jóvenes no están interesados en ellos, sino que son las generaciones más grandes quienes siguen con esa tradición tan autóctona de cada país.
Esta canción, compuesta entonces originalmente por José Afonso, sirvió como señal para el inicio de la Revolución de los Claveles de Portugal el 25 de abril de 1974.

Historia

José "Zeca" Afonso compusó esta canción como homenaje a la "Sociedad Musical Fraternidad Operaria Grandolense" de la villa portuguesa de Grândola. El 17 de mayo de 1964 Zeca actuó en esta ciudad. Esta actuación fue importante para el artista por varios motivos. En ella conoció al guitarrista Carlos Paredes, de cuya maestría con la guitarra quedó impresionado. Por otro lado, le impresionaron también la conciencia y madurez políticas de los miembros de la Sociedad Musical y sus escasos pero bien aprovechados recursos, con una biblioteca, según palabras del propio Afonso, "con claros objetivos revolucionarios".
La canción fue incluida en el álbum Cantigas de Maio, grabado en Hérouville (Francia) entre el 11 de octubre y el 4 de noviembre de 1971, que se editó en diciembre de ese año. Fue la quinta canción de ese disco, que contó con los arreglos y dirección musical de José Mário Branco.

En la revolución

El 29 de marzo de 1974, Grândola, Vila Morena fue la canción de cierre de un espectáculo en el Coliseo de Lisboa. Asistieron al mismo varios militares del (MFA) Movimiento de las Fuerzas Armadas que la escogieron como señal de arranque para la incipiente Revolución de los Claveles. En ese espectáculo, la censura del régimen dictatorial de Salazar había prohibido varias canciones de José Zeca. Entre ellas estaban Venham mais Cinco ("Choca esos cinco"), Menina dos Olhos Tristes ("Niña de los ojos tristes"), A Morte Saiu à Rua ("La muerte salió a la calle") y Gastão Era Perfeito ("Gastón era perfecto").
A las 0.20 del día 25 de abril de 1974 en el programa Limite de Radio Renascença se emitió Grândola, Vila Morena, que era la segunda y última señal para dar comienzo al movimiento revolucionario que derrotaría a la dictadura de Salazar y daría libertad a Portugal y a su inmenso imperio colonial. Las fuerzas del ejército portugués organizadas por el MFA serían las encargadas de conseguir la libertad con el apoyo del pueblo que las cobijó con la colocación de claveles rojos en las bocas de los cañones de los tanques y los fusiles de los soldados. La primera señal fue emitida a las 22.55 del día 24 de abril y fue la música E depois do adeus (Y después del adiós), cantada por Paulo de Carvalho.
El propio José Afonso no fue en principio consciente de la trascendencia que había alcanzado su composición. Él lo relata así:
"Vivi el 25 de Abril una especie de deslumbramiento. Fui hacia el Carmen, anduve por ahí... Estaba entusiasmado de tal modo con el fenómeno político que no me fijé bien, o no le di importancia, a lo de Gràndola. Sólo más tarde, cuando se produjeron los ataques fascistas del 28 de septiembre o los del 11 de marzo y Grândola era cantada en los momentos de más grave peligro o de mayor entusiasmo, me di cuenta de todo lo que significaba y, naturalmente, tuve una cierta satisfacción."

Letra (en portugués y en castellano)

Grândola, vila morena
Terra da fraternidade
O povo é quem mais ordena
Dentro de ti, ó cidade
Dentro de ti, ó cidade
O povo é quem mais ordena
Terra da fraternidade
Grândola, vila morena
Em cada esquina um amigo
Em cada rosto igualdade
Grândola, vila morena
Terra da fraternidade
Terra da fraternidade
Grândola, vila morena
Em cada rosto igualdade
O povo é quem mais ordena
À sombra duma azinheira
Que já não sabia a idade
Jurei ter por companheira
Grândola a tua vontade
Grândola a tua vontade
Jurei ter por companheira
À sombra duma azinheira
Que já não sabia a idade

Grândola villa morena
Tierra de fraternidad
El pueblo es el que más ordena
En ti, oh ciudad
En ti, oh ciudad
El pueblo es el que más ordena
Tierra de fraternidad
Grândola villa morena
En cada esquina, un amigo
En cada rostro, igualdad
Grândola villa morena
Tierra de fraternidad
Tierra de fraternidad
Grândola villa morena
En cada rostro, igualdad
El pueblo es el que más ordena
A la sombra de una encina
de la que no sabía su edad
Juré tener por compañera
Grândola, tu voluntad
Grândola, tu voluntad
Juré tener por compañera
A la sombra de una encina
de la que no sabía su edad

Proceso de escritura - 14/07/09

Información recolectada - Estado Novo
El Estado Novo era el objetivo a derrocar por el grupo revolucionario. ¿Por qué?
"Orgullosamente solos".
"Dios, patria y familia".
"Todo por la nación, nada contra la nación".
El Estado Novo es el nombre del régimen político autoritario y corporativista que estuvo en vigor durante 48 años en Portugal sin interrupción, aunque con alteraciones de forma y contenido, como en 1933 con la aprobación de una Constitución por referéndum nacional, hasta 1974 con la Revolución de los Claveles en abril y tras un período turbulento llevaron a Portugal a la democracia.
Es también llamado Salazarismo, aunque este último término pueda también ser aplicado al periodo en que António de Oliveira Salazar gobernó, es decir, desde su ascenso al cargo de Presidente del Consejo de Ministros en 1932, hasta su sustitución por enfermedad en 1968 por Marcelo Caetano.
Fue una de las dictaduras más duraderas de Europa Occidental. La dictadura portuguesa (incluyendo la dictadura militar -1926 a 1933- y el Estado Novo -1933 a 1974) duró 48 años.
El Estado Novo (1933-1974) es un régimen autoritario, corporativista, conservador, tradicionalista, colonialista, nacionalista, antiliberal, antiparlamentario, anticomunista, antidemócrata y represivo (apoyado en la PIDE) instituido bajo la dirección de António de Oliveira Salazar, un conservador y tradicionalista católico muy influenciado por Charles Maurras y por las encíclicas del Papa León XIII y de otros Papas. El régimen se apoyaba en la censura, la propaganda, las organizaciones juveniles (Mocidade Portuguesa) y paramilitares (Legión Portuguesa), en el culto al Jefe y en la ideología católica.
El Estado Novo presenta muchos aspectos semejantes a los regímenes fascistas instituidos por Benito Mussolini en Italia y por Adolf Hitler en Alemania, pero suele considerarse que el Estado Novo no fue un régimen fascista convencional por la falta de un movimiento fascista de masas autónomo y porque Salazar apreciaba el tradicionalismo católico y desconfiaba del carácter modernista y pagano de los fascismos. Se puede decir que es un régimen fascista con particularidades o mejor dicho, un régimen autoritario y corporativo de inspiración integrista y fascista. El Estado Novo, por sus características de organización, es un régimen político similar al proyecto de Estado corporativo de todos los fascismos.
Algunas veces, el Estado Novo es simplemente llamado República Corporativa (II República) debido a su principal característica: el corporativismo. Salazar daba mucha importancia al corporativismo e intentó implantarlo totalmente en Portugal.
Mayores problemas enfrentados por el Estado Novo
  • Reorganización general de Portugal, particularmente la reconstrucción financiera y el mantenimiento de la estabilidad nacional, a nivel político, económico-financeiro, social y cultural.
  • Los problemas generados por la Guerra Civil Española, ocurrida de 1936 a 1939.
  • Los problemas consecuentes de la Segunda Guerra Mundial, que tuvo lugar de 1939 a 1945.
  • Los problemas causados a la expansión de los regímenes democráticos pluralistas, después de la Segunda Guerra Mundial .
  • Los problemas relativos al Ultramar Português, intensificados en la década de los 50 y, sobre todo, en la de los 60, lo que llevó a la eclosión de la Guerra Colonial Portuguesa, en 1961.

Otros desórdenes (internos) sufridos en el Estado Novo

El Estado Novo sufrirá diversas conmociones provocadas:

  • Por las tentativas golpistas de fuerzas de carácter abiertamente fascista, y también por las fuerzas anarquistas, que intentarán asesinar a Salazar en 1938.
  • Por las conspiraciones golpistas de los republicanos, repetidamente frustradas.
  • Por la acción de las fuerzas políticas opositoras, principalmente el PCP (Partido Comunista Portugués) y los democráticos, que periódicamente presentaban candidato a las elecciones presidenciales manipuladas secretamente.
  • Por las tentativas golpistas de militares democráticos.
  • Por la acción de los jóvenes, principalmente universitarios, a partir de la década de los 60, que querían la democracia, el fin de la guerra colonial y la libertad.
  • Por la fuerte emigración portuguesa a otros países europeos
  • Por los actos terroristas causados por milicias opuestas al régimen.

El Estado Novo acabará cayendo por la acción de una conspiración militar dirigida por el Movimento das Forças Armadas, el 25 de abril de 1974.

Proceso de escritura - 14/07/09



Información recolectada - António de Oliveira Salazar



La Revolución en su esencia es lo que realmente me interesa del trabajo. Sin embargo, ella no se puede disociar de algunos temas y personajes. Salazar es uno de esos elementos que no se pueden dejar de lado si se quiere interpretar por qué se llegó a esa rebelión.

António de Oliveira Salazar (Vimieiro, Santa Comba Dão, Portugal, 28 de abril de 1889 - Lisboa, Portugal, 27 de julio de 1970), Político y Doctor en Derecho portugués líder de la dictadura del Estado Novo, ejerció como primer ministro entre 1932 y 1968 e interinamente la Presidencia de la República.
La figura de Salazar ganó una votación popular para elegir a los "grandes portugueses" promovida por el canal Radio y Televisión de Portugal (RTP).
Primeros años de vida
Nació en Vimieiro, siendo el único hijo varón de cinco de una modesta familia de campesinos, en el año 1905 entró como seminarista en Viseu; en aquél tiempo era conocido despectivamente como "el hijo de Manholas". Dándose cuenta de su falta de vocación se mudó a Coimbra para estudiar Derecho (1910). En 1914 obtuvo el título de bachiller en Derecho y en 1916 asistente de Ciencias Económicas. Asumió la regencia de la cátedra de Economía Política y Finanzas en 1917 por invitación del profesor José Alberto dos Reis, antes de doctorarse en 1918.
Durante este período en Coimbra materializa su inclinación por la política en el Centro Académico de la Democracia Cristiana, donde hace varios amigos, sin embargo era considerado un alumno de choques entre los seguidores de la Monarquía y de la República. Combate el anticlericalismo de la Primera República a través de artículos de opinión que escribe para periódicos católicos. Acompaña a Cerejeira en palestras y debates. Estudia a Maurras, Le Play y las encíclicas de León XIII y va así consolidando su pensamiento y explicitándolo en sus artículos.
Sus opiniones y contactos en el Centro Académico de la Democracia Cristiana le llevarán en 1921 a presentarse como diputado al Parlamento por Guimarães. Tras ser elegido, y sin encontrar en ello motivación alguna, regresó a la Universidad pasados dos días. Se mantiene ahí hasta 1926, escribiendo y dando conferencias.
Llegada al poder
Con la crisis económica y la agitación política de la I República (que se prolongó incluso después del 28 de mayo), la dictadura militar llama a Salazar en junio de 1926 para la cartera de Finanzas. Pasados trece días renuncia al cargo y vuelve a Coimbra por no habérsele satisfecho las condiciones que consideraba indispensables para su ejercicio.
En 1928, tras la elección de Carmona y en vista del fracaso de su antecesor en conseguir un abultado préstamo externo con vistas al equilibrio de las cuentas públicas vuelve a asumir la cartera. Exigió control sobre los gastos e ingresos de todos los ministerios. Satisfecha la exigencia, impuso una fuerte austeridad y riguroso control de las cuentas, consiguiendo un superávit en las finanzas públicas tras el ejercicio económico de 1928-29.
En la prensa, especialmente la que le era favorable, Salazar sería muchas veces retratado como salvador de la patria. Su creciente prestigio, la propaganda, su habilidad política en la manipulación de las corrientes de la derecha republicana, de los monárquicos y de los católicos consolidaban su poder. El Presidente de la República le consultaba en cada remodelación ministerial. Mientras la oposición democrática se desvanecía en sucesivas revueltas sin éxito, se procuraba dar rumbo a la Revolución Nacional impuesta por la dictadura. Salazar, rechazando el regreso al parlamentarismo de la I República, proporciona la solución: crea la Unión Nacional, movimiento nacional (en la práctica un partido único) aglutinador de todos cuantos quisieran "servir a la patria".
En 1932 tras la dimisión de varios Primeros Ministros, y ya con una consolidada figura en el gobierno Salazar asume como Primer Ministro de Portugal, ese año se lanza el proyecto para crear una nueva constitución, y Salazar llamaría a un grupo de connotados Profesores Universitarios para crearla, en 1933 luego de ser plebiscitada la Constitución es aprobada y entra en vigencia, naciendo así el Estado Novo, y también así el Salazarismo.
Gobierno y Estado Novo
"El hombre de Estado más completo, el más digno de respeto que he conocido es Salazar. Lo considero una personalidad extraordinaria por su inteligencia, su sentido político, su humanidad. Su único defecto es probablemente la modestia."
Francisco Franco, entrevista, 13 de enero de 1958, Le Figaro
Con la Constitución de 1933, Salazar instituyó y consolidó el Estado Novo, un régimen nacionalista corporativo con amplios poderes conferidos al ejecutivo en el control del Estado. La cuestión del tipo de régimen (monarquía o república) es sutilmente dejada de lado mientras los cargos de poder eran distribuidos entre las dos corrientes. El régimen adopta una forma muy moderada de fascismo basado en el de Benito Mussolini, pero muy leve, por esto muchos ni siquiera lo consideran fascista y afirma los valores nacionales y su defensa sacrificando la libertad individual en beneficio de lo que éste consideraba el interés superior de la Nación.
La guerra civil española
Salazar defendía la estabilidad de la vida nacional y temía que la turbulenta situación de España pudiese afectar a Portugal. Intensificó la censura y la acción de la policía política PIDE, Policía Internacional y de Defensa del Estado). Portugal proporcionó al bando sublevado un importante apoyo logístico, permitiendo, por ejemplo, la comunicación entre los ejércitos sublevados del norte y del sur, repatriando a refugiados republicanos y aportando una modesta cantidad de combatientes ("os Viriatos") y armamento. Tras la llegada de Francisco Franco al poder, Salazar tuvo excelentes relaciones con él y con el país vecino, si bien durante la Segunda Guerra Mundial temió que Franco, con el apoyo alemán, intentara anexionar Portugal a España.
La oposición de los sindicatos
El autoritarismo de Salazar le llevó a tomar una posición contraria al sindicalismo libre, algo común a la gran mayoría de las dictaduras. Esta postura, que debilitaba las demandas del movimiento obrero, fue contestada por una parte de la población, que se rebeló. Las fuerzas de seguridad reprimieron duramente dichas protestas públicas, siendo habitual que la Guardia Nacional Republicana (GNR) causara muchos heridos y muertos. Una de aquellas víctimas sería la joven Catarina Eufémia, que se convertiría en la personificación de la resistencia antisalazarista.
Obras
Con un gobierno transformado en la dictadura más longeva de Europa Occidental, Salazar dejó varias obras públicas tales como el Puente Salazar (ahora Puente 25 de abril), el Mirador-Monumento a Cristo-Rei, que demuestra su catolicismo, el Estadio Nacional de Portugal, el Aeropuerto de Lisboa, el Instituto Nacional de Estadística de Portugal, firmó el Pacto Ibérico, autopistas y otras. Sin embargo, su obstinación en mantener las colonias aisló a Portugal y retrasó su crecimiento durante décadas.
Retirada del poder
Impedido por un accidente doméstico que le provocó un hematoma cerebral, fue apartado del gobierno en 1968 y fue sustituido por Marcelo Caetano. Hasta fallecer en 1970 quienes trataban diariamente con él le hacían creer que todavía gobernaba el país, incluso después de haber asumido el gobierno Marcelo Caetano.