martes, 21 de febrero de 2012

Cuando todo parece jodido es cuando hay que poner


Postal de un domingo de cancha (ir sabiendo a dónde vas)

Amanece -en realidad amanezco yo, si levantarse al mediodía merece ser llamado amanecer el día- y la lluvia amenaza con hacernos marca personal. Asado sin vino porque hay que manejar un largo trecho. Claro, juega el Rojo, ¡juega un domingo!...Y es la primera fecha como local, ante Lanús, un buen equipo pero al que se le puede ganar. Cómo no levantarse con ganas...

Una hora de viaje, no hay aire. Por suerte no quema el sol. El sol no está, nubes irreverentes hacen caer un poco de agua como para que el precavido lleve campera. Por si acaso. Queda atrás la Panamericana, General Paz, Lugones, todos los malditos peajes enemigos del de poco bolsillo. 9 de Julio y su desfile de semáforos indiferentes a la ansiedad del hincha. La radio que va repitiendo las probables formaciones y algunos nombres son mencionados para disgusto de ese mismo hincha ansioso, que ni siquiera llegó y ya analiza todas las variantes para ver quiénes los pueden reemplazar. Decíamos, 9 de Julio, se ve el Puente Pueyrredón, Capital queda atrás. Bienvenidos a la ciudad del Rey de Copas.

Avellaneda se tiñe de Rojo este domingo, y el gris del cielo queda más opacado de lo que ya es (y no por voluntad propia). La cancha se erige imponente en el horizonte. Hemos llegado una hora antes. pero como no hay Reserva entramos con calma.

La cancha se llena de a poco, el cielo aclara un poco más. Menos mal que la campera quedó en el auto. Se vienen los equipos, y cuando nos prestamos a recibir a nuestro Rojo querido a grito pelado, el telón comienza su viaje interminable hacia abajo. Y abajo del mismo quedamos nosotros con esa algarabía desatada. ¡Viva la pasión!

Luego de vivir toda esa odisea, linda por cierto, para poder ver a Independiente, nos encontramos con más de lo mismo. Como bien dijeron por ahí, en Independiente se armó un lindo auto pero se olvidaron del motor. En otras palabras, estamos faltos de mediocampo, y un equipo sin mediocampo se parte al medio. ¿Cómo se hace para jugar partido al medio? Hay un ABC del fútbol que marca aspectos básicos, y es llamativo que un técnico de la experiencia (que no es lo mismo que conocimiento) de Ramón no pueda darse cuenta que el error está en la construcción de la mitad de la cancha. ¿Quién marca y quita para luego distribuir la pelota con criterio? Ninguno.
Despúés es fácil agarrársela con los defensores, pero la línea de tres más Hilario fueron de lo único rescatable del equipo, porque juegan no sólo contra la delantera rival, sino también con los volantes que vienen con pelota controlada. Lo mismo pasa con los delanteros: Farías se generó chances de gol, esta vez no tuvo fortuna, pero tampoco puede hacer magia. Necesita urgentemente alguien que lo asista. El Pato Rodriguez es la mayor esperanza, pero se espera más inteligencia de su parte para saber cómo y cuándo sorprender, y eso comenzará a suceder cuando se enemiste con la raya lateral.
Muchas cosas para cambiar. Si bien el equipo no jugó tan mal como en la primera fecha, falta muchísimo, los hinchas nos impacientamos pero ahí vamos a estar, exigiendo siempre no sólo resultado, sino (sobre todo) buen juego.

La frustración vuelve a tener la cara de Pavone por tercer torneo consecutivo. Cosa de Mandinga, no lo sabemos. Pero las caras largas que salen del estadio están ávidas de revancha. Que el Pincha llegue ya, que se termine este martirio.
Hay una generación de hinchas de Independiente que estamos más acostumbrados a vivir frustraciones, pero por suerte no nos conformamos con cosas mínimas del folklore. Sabemos de qué madera estamos hechos y vamos a exigir ver eso plasmado en el campo de juego.

Avellaneda, hasta dentro de dos semanas. Ojalá te vuelva a encontrar con tres puntitos en el bolsillo y con menos grises en el cielo. Hay que darle tiempo, ya va a escampar.

miércoles, 15 de febrero de 2012

Cuando la pasión puede más


Nada cambió. De hecho, es todo más de lo mismo: ilusión mentirosa para caer en los improperios típicos que connotan la desilusión de un hincha.

Pero ahí estamos los fieles de siempre. Aquellos que no nos comemos el verso de "quien tiene más aguante" o quien "alienta más", sino quienes no nos conformamos con esas yerbas del folklore (que, claro está, tan lindas son) y que solemos fijarnos más en cómo juegan los once que salen a defender nuestra camiseta.
Allí estamos nosotros, depositando confianza -también billetes- en esta nueva dirigencia con Cantero a la cabeza que parece querer hacer las cosas seriamente. La institución debe ser levantada y el llamado a asociarse tuvo eco. El hincha quiere volver a la cancha, pero no sólo para apoyar a la nueva comisión, sino también para iluminarse los ojos con buen fútbol: ese que la estirpe roja supo enarbolar durante toda su historia.

Independiente, en lo que respecta a lo estrictamente futbolístico, sigue siendo un "corso a contramano", como bien lo definen sus más fieles devotos en las redes sociales. El "Bocha" no se equivoca al decir que Ramón parece perdido, hay que saber que la crítica viene de alguien que está autorizado por historia propia para analizar el presente. El técnico, que de trayectoria exitosa está rodeado, debería poner énfasis en el armado de ciertas estructuras fundamentales del equipo. Porque si bien ante los sanjuaninos no nos dieron dos claros penales, el equipo cayó derrotado por un rival que jugó aún peor que nosotros. Entonces, evidentemente, algo no anda bien, y pareciera ser que todos los premios se los lleva el mediocampo, hoy en día tierra de nadie con un doble 5 que no se desdobla: no ataca correctamente y no defiende como debería. ¿Pasará por un cambio radical en esa zona la solución a la falta de fluidez de juego? Todos los caminos conducen a Roma...

Para esta segunda fecha ante el siempre complicado Lanús, llegó la hora de rebelarse; de demostrar que tenemos un 10 que puede jugar a algo distinto; que tenemos un 9 que metió más de cien goles en Primera; que tenemos una defensa y un arquero de calidad...Y de darnos cuenta de una vez por todas que la camiseta del rojo tiene mística.

Por eso, más allá de que todo sigue siendo igual que el año pasado, es decir una lotería futbolística, hay que mantener la exigencia a flor de piel para ver si de una vez por todas podemos dejar de pensar como si fuéramos parte del medio pelo, para reivindicar otra vez a un club que se muere por volver a ser lo que fue.


lunes, 28 de noviembre de 2011

RABO DE NUBE

Si me dijeran pide un deseo
preferiría un rabo de nube,
un torbellino en el suelo
y una gran ira que sube.
Un barredor de tristezas,
un aguacero en venganza
que cuando escampe parezca
nuestra esperanza.

Si me dijeran pide un deseo,
preferiría un rabo de nube,
que se llevara lo feo
y nos dejara el querube.
Un barredor de tristezas,
un aguacero en venganza
que cuando escampe parezca
nuestra esperanza.




miércoles, 23 de noviembre de 2011

ALEGORÍA DEL ESPEJO

Con los medios de comunicación hay que tener un poco de sana desconfianza, es lo mismo que sucede con los espejos.

Uno crece en la inteligencia de que los espejos devuelven fielmente la imagen de quien se les pone adelante. Y es una convicción muy fuerte. Hasta que por ahí, alguien, alguna mano malvada empieza a fabricar espejos que deforman. Espejos que no devuelven la verdad, sino la mentira.

Y entonces me levanto la mañana, me voy a afeitar y uno que se sabe morocho, ve en el espejo una persona rubia distinta a la que es uno. Y así y todo se le tiene tanta confianza a los espejos que incluso prevalece esa confianza por encima de la realidad.

Y uno que ha vivido una morocha vida durante tantos años, entre amigos morochos y de familia morocha se ve rubio en el espejo y empieza a asumir rubias conductas. Porque desde chico nos han dicho que el espejo no miente.

Yo creo que ha llegado el momento de desconfiar del espejo
.

Y de pensar que a lo mejor, los fabricantes de espejos tienen intereses inconfesables que nosotros no conocemos. Intereses entres los cuales figura que nosotros nos creamos rubios y pensemos como rubios, siendo que somos morochos.
Sería mejor, entonces, más que mirar el espejo; preguntarle al de al lado, al que también es morocho y que vive como nosotros a ver como nos ve, que le pasa, que siente. Y mirar entonces mas la realidad y menos el espejo de la realidad.

Porque a veces ese espejo está tendenciosamente modificado y es definitivamente fraudulento.

ALEJANDRO DOLINA




A descontracturar


Hay que sacudir las capas de tierra que adornan este Blog, tan relegado, mas no olvidado, por su dueño.
El verano es una buena excusa para dar rienda suelta a las ideas, y por qué no, para compartir gustos.
En fin, manos a la obra...!

miércoles, 7 de abril de 2010

NUNCA DESCANSAR, MENOS PENSAR


“Viaje es el que se hacía en busca del lugar inexistente o desconocido”


Ciertas personas, hoy ya mayores, habrán soñado alguna vez de jóvenes con conocer una tierra tan lejana, pero en realidad tan próxima, como la Mesopotamia. Delimitada por los ríos Tigris y Éufrates, la antigua y rica historia de Babilonia fue reemplazada por desolación, palacios avasallados, una cultura totalmente aplastada por el avance constante del capitalismo y, sobre todo, el egoísmo de la raza humana. Esas personas que treinta años atrás imaginaban un viaje a Medio Oriente (sea para conocer, investigar, o el motivo que fuere), no habrán imaginado jamás que hoy en día Irak y sus alrededores serían campos de batalla diarias.


El mundo ya no es lo que era. Si bien la diversidad en diferentes puntos del planeta existió siempre, hubo factores que multiplicaron con creces la combinación de razas, culturas, etnias, costumbres, en fin, personas de diferentes orígenes. La Aldea global no conoce de límites, señalemos que el ejemplo de la Mesopotamia no es más que un caso, quizá un modelo de lo que se quiere explicar. ¿O la globalización no llegó también a las Islas Galápagos? ¿Qué hay que pensar ante tantos puestos de comercio chinos expandidos alrededor de globo? El viajero no sólo conocerá nuevos territorios, sino que ahora hay que agregarle el “plus” de que se puede sentir como en su casa explorando nuevos rumbos. No sería rara la comparación entre un viaje y un documental que podemos ver desde el living de nuestros hogares. Así, el recorrido se reduce a pasos agigantados, cada vez la lejanía le cede terreno a la cercanía, está todo al alcance de la mano. De hecho, hasta podemos programar un tour improvisando durante el viaje propiamente dicho. Los espacios vacíos fueron llenados, no sólo materialmente, sino también (y por sobre todas las cosas) ideológicamente. “¿Qué hacemos ahora?”, “¿Hoy que nos toca recorrer?”, “Podríamos aprovechar estas horitas que tenemos para comprar souvenirs”…Frases así son los bastiones, los caballitos de batallas, de los nuevos turistas. La lógica del mercado es llenar, entonces, todo espacio desocupado que encuentre. No nos deja respirar, ni pensemos en relajarnos del todo, continuamente hay algo que hacer, que conocer. Y muchas veces esas cosas que hacemos o conocemos son elegidas conscientemente por un grupo de personas con intereses conservadores y, a la vez, lucrativos.


Comodidad, comfort, suites especiales, hoteles cinco estrellas, el tan buscado spa de la tranquilidad. La burguesía logró la construcción (y la consecuente estabilización) de una nueva manera de viajar, buscando que el turista se sienta a gusto. “Si le agrega cincuenta pesos al pack, le incluimos un salmón rosado con vino blanco” se suele oír por parte de los intrépidos y adiestradamente preparados vendedores, piezas claves de ese sistema que rige en lugares donde a uno le arman hasta la comida.


“Acaso la xenofobia y el turismo sean términos de un funcionamiento único, dos caras de una misma cosa, el negocio del desplazamiento masivo que se incrementa en la misma proporción en que se incrementa la aversión por el otro.” Diego Tatián nos dice lo recién citado en Contra el Turismo, demostrando así que la clase dominante no sólo logró montar un campo favorable para el consumismo en los viajes de placer, sino que también fragmentó, aniquiló la fraternidad entre distintos pueblos. Cuando un europeo va de paso por las ruinas Incas, ¿será demagogia tan sólo, o sabrá de verdad acerca del avasallamiento cultural que allí se llevó a cabo? Todo hace pensar que el viajero haría un mapa de ruta totalmente distinto en cuanto al recorrido en sí, y también en cuanto a los pensamientos, sentimientos ante semejantes lugares. El turista por excelencia busca de tal manera la comodidad, que hasta las visitas a museos y/o parques nacionales son guiadas. Atención aquí, viajero del siglo veintiuno, no se deje influenciar solamente por lo que dice un guía, quienes al igual que los organizadores de viajes, están imbuidos de ideas concordantes con el orden. Los museos del Che Guevara deberían ser como La Meca de los revolucionarios, no se necesitan personas que nos expliquen las cosas. Las imágenes, testimonios de primera mano, objetos que persistieron, son más elocuentes que unas cuantas palabras abstractas. Tampoco quisiera generalizar sobre los guías, hay muchos que no son marionetas, y esos, aunque la minoría, merecen ser oídos. Seamos turistas o viajeros.


En la cita del párrafo anterior, se menciona a la xenofobia y a la aversión. Aquí tampoco habría que caratular a todo el mundo de ser igual, ya que hay quienes respetan y hasta colaboran con el prójimo de otras tierras. No obstante, lamentablemente, son más los pueblos que no saben de tolerancia. El ejemplo más claro lo demarca la guerra, quizá el factor que más ha destruido las bondades de viajar. Así como están echadas las cartas, el mazo queda prácticamente vacío. Dispersión de tropas norteamericanas por todo el mundo, bases militares que observan con recelo cada avance del enemigo, amenazas de bombas que aniquilarán a la población entera, lucha por el oro negro ¡Y agradezcamos que todavía no se ha iniciado una similar por el agua! Así como se presenta el mapa mundial, no hay comodidad que valga, tampoco viajero intrépido y arriesgado que no viva pendiendo de un hilo. Hubo ya muchos casos de ataques terroristas a hoteles internacionales, ante la mirada ciega de los gobernantes. Los mismos gobernantes que ayudan a que no pensemos, a que nos idioticemos con plasmas y jacuzis en hoteles cinco estrellas, en lugar de intentar que entendamos las cosas que hacen a la cultura de determinado lugar. De la mano del análisis crítico es de la única manera en que se puede acercar una cultura a la otra, es de la forma en que se llegará a un entendimiento del otro, y es en todo caso esta manera de acortar distancias la única que debería existir. El viaje sí tendría que mantener esa lejanía, que nos embriaga y nos excita al pensar lo exótico, eso que está tan lejos y que no debe estar al alcance de la mano. En descubrir ese misterio está el secreto a ser develado por el viajero.

“El turismo es la destrucción de los lugares a favor de los no lugares” afirma Tatián, al tiempo que agrega que “el no lugar es a la vez el no tiempo: la imposibilidad de la experiencia”. Si una persona visita el Louvre y contempla una obra sólo superficialmente, seguro que experimentó fugazmente acerca de la belleza de la misma, pero le faltaría una parte importante del goce si no mira el cuadro más allá de lo que se ve a simple vista. Justamente el secreto que guarda cada producción artística es lo que el viajero debe intentar comprender, recordemos que las obras nacen a partir de cultos. Entonces planteado el ejemplo, ¿Estamos en condiciones de decir que el turista experimentó? Quizá lo hizo a su manera, intentado pasar rápidamente por cada pintura para pensar desenfrenadamente en la siguiente actividad. No vaya a ser cosa que el asiático con su camarita último modelo se saque primero una foto con la Torre Eiffel de fondo. Otro ejemplo del no viaje es el que ya mencioné de manera más implícita. Siendo esta la manera de realizar un tour de placer (con un pack de actividades programadas de antemano, con el reloj erigiéndose como protagonista), ¿Cuándo se descansa? ¿Habrá algún momento para reflexionar acerca del lugar que se está visitando? Cuando queramos caer en la cuenta de que estuvimos en París, será demasiado tarde: ya estaremos mezclándonos con la niebla londinense, con el Támesis riéndose de nuestra inocencia. Esta manera maratónica de conocer hace que el tiempo nos rija, y nos imposibilite disfrutar. Nunca se descansa, por lo que al regresar a la vida normal y rutinaria, nos damos cuenta que en realidad volvimos más cansados que cuando nos fuimos. Con el aliciente de que nos arrepentimos de haber querido abarcar todo sin haber tenido el cuidado de pensar en lo que hacíamos. Hay alguien más que sufrió consecuencias derivadas: la billetera llega con la soga al cuello.


Podemos hacer viajes como turistas, por qué no. Hacerlo como viajero intrépido y sagaz es más divertido, pero no por eso se debe menospreciar al que elija otra vía. Con lo que sí hay que tener cuidado es con la gente que saca rédito de los famosos packs, ya que muchas empresas y corporaciones están a la continua caza de inocentes para seguir auto reproduciendo el capitalismo y su tan eficiente mercado de consumo. Por otra parte, concientizando y favoreciendo el acercamiento entre las diferentes costumbres es una manera de que el árabe sea visto como alguien más en Norteamérica; que el boliviano no sea discriminado en Argentina; que el chino sea un comerciante común y corriente y no un simple “ventajero”; que el palestino se abrace con el israelí. No me refiero a acercarse para formar una masa homogénea, sino que la idea es lograr un respeto por la cultura de cada uno, sin que medie la violencia maquinaria tan propia de viejos totalitaristas (¿Hace falta nombrarlos?). Si ya sabemos a donde nos conduce la xenofobia, ¿Por qué no intentamos tener cierta delicadeza en no repetir desgracias? Y además, a la inversa del acercamiento entre las culturas, ¿No sería interesante también volver a exotizar cada lejanía, cada misterio? Ir hacia allí para investigar y descubrir es la idea, no que un mecanismo hegemónico nos cuente la historia antes de conocerla.

miércoles, 26 de agosto de 2009

Bueno, acá va la narración completa

Todavía está sujeta a cambios, así que cualquier sugerencia es bienvenida

El clavel más extraño

Parte de mi nació allá por 1954, época de una Argentina próspera, vista por el resto del mundo como un lugar digno para vivir. Así lo pensaron mis abuelos, o mejor dicho, tuvieron que pensarlo así, porque muchas alternativas mejores no hubiesen tenido. O quizá sí, pero el mundo se rige en gran medida por lo material, y vivir en un país del tercer mundo, con grandes tierras para trabajar, aseguraría un porvenir mejor. Ellos tuvieron que dejar su patria natal, Portugal, para buscar una vida mejor, ya que en esa época, en esa nación europea, un gobierno de facto con una estructura muy poderosa sometía a gran parte del pueblo portugués. Cincuenta y cinco años después, hago una reflexión más profunda sobre este suceso que les cambió la vida a mis abuelos, y me siento orgulloso por cómo lograron obtener todo lo que hoy tienen. No lo digo sólo por lo material, que no es mucho pero tampoco es insignificante, sino, sobre todo, por haber formado una familia y poder pasar los últimos días de su vida con todo lo que les faltó en su juventud.

Sin embargo, reflexiono y pienso más allá de sus vidas en nuestro país. ¿Por qué una persona común y corriente, para poder ganarse la vida, debe abandonar su tierra natal? ¿Es justo que quien detenta el poder de un Estado haga pasar hambre a su propio pueblo, y encima se auto adjudique el papel de prócer nacional? Las respuestas deberían ser obvias, sólo que nos complicamos mucho a la hora de ponerlas en práctica...

Junio - 2009

Día agitado en el trabajo. Al llegar a casa, quise distenderme un rato en la computadora. No me extrañó encontrarla ocupada. Mi papá finalmente se amigó con la tecnología. Eso tiene sus ventajas, como también sus contras. Una música conocida para mis oídos se escuchaba desde que entré a mi hogar, y era él quien la estaba seleccionando. Las melancólicas pero hermosas canciones de fado de Amália Rodrigues, acompañadas por imágenes, iban pasando una tras otra en el buscador de videos Youtube. Pensar que de chico no entendía cómo podía a alguien gustarle una música tan monótona. Y a veces todavía lo sigo pensando, aunque paradójicamente, el fado, sobre todo el de Amália, me llega hasta lo más profundo de mis sentimientos.

Tal es así que, cuando mi papá me llamó para que viera uno de los videos, fui sin dudarlo. La canción la reconocí al instante, pero al no entender del todo el portugués, nunca había imaginado de qué podría tratar la letra. Sin embargo, cuando las imágenes se empezaron a suceder una detrás de la otra, me di cuenta del significado real de ese tema: Grandola, Vila Morena tiene un valor para el pueblo portugués que va más allá de las estrofas en cuestión. Las fotos a las que hago referencia son documentos valiosísimos, instantáneas sacadas en plena Revolución de los Claveles, levantamiento que terminó con un nefasto período de la historia de Portugal. De repente, algo dentro de mí se agitó, como si quisiera salir al exterior. Sentía una especie de orgullo al ver cómo los soldados, y el mismo pueblo civil, llenaron los cañones de claveles en símbolo de paz. Una verdadera revolución, sin violencia. ¿Cómo pudieron llegar a eso sin uso de la fuerza? Es una pregunta que no se debería formular, tendría que ser siempre así, pero a lo largo de la historia han sido más los guerrilleros que los pacifistas si de revolución se trata. Y si vamos al caso, la revolución de la que estoy hablando la iniciaron los Movimientos de Fuerzas Armadas, por lo que las armas no estuvieron ausentes. Otra historia es si se usan o no, y a este punto es al que yo hacía referencia. No olvidemos: los claveles adornaron los cañones.

Al otro día de ese raro encuentro entre la canción, la revolución y mis sentimientos revueltos pero despiertos, fui a la casa de mis abuelos, en realidad no se con qué expectativas, aunque sabía que allí podría encontrar algo. Me dirigí primero hacia mi abuela, sabiendo lo que podía depararme la suerte. Efectivamente, fue así, tuve fortuna en acudir a ella. Era como si hubiese estado esperando ese momento durante muchos años, quizá unos treinta y cinco, porque fugazmente se paró en frente del placard mas viejo de la casa, y luego de revolver unos segundos, me miró con una satisfacción total. Yacía en su mano un libro no tan robusto, muy desvencijado tras muchos años de encierro, pero con una importancia fundamental para mí: era el libro “25 de abril”, aquel que fuera publicado en Portugal inmediatamente después de la revolución. El clavel blanco, enorme, con un fondo color rojo, lo decía todo. El blanco contrastando con el rojo es una sublime combinación, y allí estaba ese clavel, ese símbolo de paz del cual se aferró el ciudadano común de Portugal.

Sabía yo, pero no lo quise decir, que ese libro jamás había sido leído, quizá sí hojeado. Escrito en portugués, muchos de mis familiares lo habrán dejado de lado por eso. Supe después, cuando lo abrí, que ese ejemplar fue enviado por mi tía abuela desde Portugal en julio de 1974, apenas tres meses después de esos importantes sucesos. No culpo a mis abuelos de no haberlo tenido en cuenta, no los culpo de haberlo guardado y no dejarlo mejor a la vista de todos. No sé si la revolución fue para ellos un orgullo tan grande, me atrevo a decir que sí una buena noticia. Pero su realidad ya no era aquella, sino la vida que habían construido aquí en Argentina. Adoran, y añoran, a su patria natal, pero ellos fueron corridos de allí a la fuerza. No exiliados, pero parecido a ello. Auto exiliados, para poder subsistir, sería la formulación correcta. En cambio, en Portugal sí se vivió como una verdadera hazaña, es por ello que la hermana de mi abuela envió ese documento tan valioso para compartirlo. Pero claro, mis abuelos se quedaron con una imagen de su país de hace cincuenta años atrás. No les debe parecer razonable cómo un grupo de izquierda pudo derrotar a Salazar, esa figura imponente, un semi-dios portugués, al que sin embargo odiaron y siguen odiando, a pesar de que haya muerto hace mucho.

Sin haber siquiera abierto el libro, aproveché el momento de la sobremesa, luego de un almuerzo abundante, para preguntarle a mis abuelos acerca de la Revolución de los Claveles. Como intuía, mi intento fue en vano: mi abuelo no habló de la revolución, sino de Salazar, como hacía siempre, aunque era costumbre en él irse por las ramas, recordar viejos amigos de la infancia, lugares recónditos en los que trabajó...en fin, fue más de lo mismo. Si bien el hecho de haber escuchado tantas historias de su juventud ayudó a que yo me representase al pueblo portugués más idóneamente, con sus costumbres y comidas, me costaba disimular mi impaciencia por no poder hablar sobre la revolución. Admito que era un pensamiento bastante cerrado el mío. ¿Por qué deberían ellos saber sobre una revuelta de la cual no fueron partícipes? Portugal forma parte de sus pasados, ellos viven el presente en Argentina. “Yo me siento más argentino que portugués” suele decir mi abuelo. A mi no me importa, yo quiero conocer mis raíces, la historia de mis antepasados marcan que provengo de otro continente, de otra cultura. Quiero hacer una regresión, saber por qué, por qué me hubiese gustado formar parte de esa rebelión.

Al terminar de hacer que escuchaba a mi abuelo -esas historias ya las conocía- me levanté de la mesa y fui directo a la sombra de un árbol a leer el libro. Lo miré fija y detenidamente. Algo me estaba diciendo, no era un objeto inerte. Así lo sentía yo. Al abrirlo, me sorprendí -no del todo- al ver que las primeras hojas estaban rotas, hecho que me hizo esbozar una sonrisa involuntaria. “25 de abril: el Fascismo morre em poucas horas” era el título de uno de los primeros capítulos. “Em cada rostro un amigo, em cada rostro igualdade”...eso no estaba en el libro, pero... ¿de donde venía esa parte de la canción de Grandola, Vila Morena? “O povo e que mais ordena”, sí totalmente de acuerdo, el pueblo es el que más ordena, no obstante no entendía por qué no me concentraba en el libro y dejaba la canción para otro momento. Cada vez se escuchaban más fuerte esas estrofas...

2 de Abril - 1974

Hace apenas unas horas estaba todavía en el aeropuerto de Lisboa. Mientras escribo no caigo, no tomo conciencia del lugar en el que estoy. Pasé diecinueve años de mi vida escuchando historias sobre familiares a los que ahora estoy viendo, con los que acabo de compartir una legítima y deliciosa feijoada[1] portuguesa. Este plato es típico en el norte de Portugal, sin embargo, la gente del sur lo adoptó también como propio. Por eso, en Algarve, provincia más austral de este país y lugar donde me encuentro ahora, no es raro encontrar cosas en común con las demás regiones. Empecé a notar que el pueblo portugués estaba más unido de lo que pensaba.

Debería contar el por qué de mi viaje tan improvisado. El problema es que ni siquiera yo me doy cuenta del motivo por el cual, de un día para el otro, mandé una carta desde Argentina avisando que inminentemente andaría por estas tierras. Afortunadamente, la carta llegó antes que yo, ya que al bajar del avión uno de mis tíos me estaba esperando. Admito que en pocas horas he vivido emociones muy fuertes, intentando imaginar el desembarco de mis abuelos en Argentina, sin saber que se encontrarían. Yo corría con la ventaja de imaginarme con qué me podía enfrentar, además sabía que, al fin y al cabo, tendría un techo donde hospedarme. No se cuanto tiempo me quedaré aquí, por lo pronto quiero conocer más a mis familiares, porque eso desencadenará en un armado genealógico, de raíces, que siempre tuve la necesidad de completar. Suelo escuchar a mis amigos y familiares diciéndome que soy un estudiante de periodismo inquieto, con ganas de buscar información hasta donde no la hay. No se si soy tan así, esta vez no quiero ser ni estudiante ni periodista, simplemente quiero reencontrarme con mi pasado.

5 de abril

En Europa es primavera. Dormir en un palheiro[2] no es una situación cómoda, pero hacerlo en ésta época del año, si lo comparamos con el invierno, es una bendición. Cuando les dije a mis tíos (como siempre, en un portugués que no se asemeja a la lengua portuguesa ni por asomo) que quería dormir, aunque sea una noche en el palheiro, me miraron incrédulos. Quizá puedan aceptar las diferencias culturales, que en sí no son muchas, pero de ahí a entender locuras como éstas, había un trecho largo. Finalmente, y luego de explicarles que quería sentir lo que tantas veces mi abuelo padeció, accedieron, aunque no en conformidad.

Haciendo cosas como ésas me lleno de manera superficial, pero la procesión por dentro es muy dura. Siento culpa. ¿Qué le di yo a mis abuelos hasta ahora? Nada, solo el respeto y el orgullo que ellos se merecen por haber logrado sobreponerse a tanto sufrimiento. Pero fueron ellos los que padecieron de chicos, quienes tuvieron que ganarse el pan día a día. Dormir en un palheiro es incómodo, sí, pero peor debe ser que eso se transforme en una costumbre, saber que es la única alternativa.

Sin embargo, creo estar encontrando el por qué de este viaje que emprendí. Estoy logrando darme cuenta de que si vine hasta aquí fue por algo en especial. Anoche, entre el fardo y los animales, pensé mucho, y hasta encontré diarios de hace unos días. En todos ellos había una seria intención de elogiar de manera celestial a Salazar, como si fuera el representante legítimo de un pueblo, pueblo que, según los periódicos, está contento con el andar del máximo mandatario. Cuanta mentira pueden decir los diarios si se encuentran manipulados, porque cuanta gente tuvo que irse, cuanta gente padece todavía, cuantos conformes con tan poco...Y para el pueblo común, aquel que conforma el grueso de la nación, para ellos nada.

9 de abril

Cuando deseamos que una semana transcurra lentamente, vemos cómo ese deseo queda trunco. En cambio, si queremos que pase rápidamente, pareciera como si una mano invisible se aferrara a las agujas del reloj. No le creo al calendario cuando me señala que ya hace siete días que llegué. Resumiendo, estoy muy satisfecho con el trato recibido por mis parientes, sin embargo, no logro entender por qué a veces se extrañan de mis actitudes. Hace unos días, uno de mis primos me presentó a un amigo suyo llamado Manoel. El motivo por el cual quiso que yo hablase con él, a mi me resultó raro en un principio, pero luego este hecho me hizo dar cuenta de qué era lo que pensaban mis familiares de mí.

Manoel es un joven de 25 años, estudiante de sociología en una universidad de Lisboa. Por lo que entendí, todavía no se pudo recibir, aparentemente por actos de indisciplina. El mencionó una palabra que me sonó a subversión. Mi primo, Sérgio, me lo presentó por sugerencia de mis tíos, quienes creen que me estoy haciendo mucha mala sangre (y hasta discuto con ellos) a raíz de los problemas político-sociales en Portugal.

Este muchacho, además de ser futuro sociólogo, milita fervientemente en el Partido Socialista Portugués, uno de los movimientos de izquierda más recientes de este país, así que fue por esta razón, más que ninguna otra, por la que me terminé de dar cuenta que mis parientes saben acerca de la causa que me aqueja internamente. Están dispuestos a apoyarme en mi decisión por ayudar a mejorar un poco las cosas.

Vamos, Lisboa espera-nos”. Así de determinante fue Manoel, luego de explicarme que existe una posibilidad de que las Fuerzas Armadas lideren un golpe secreto para acabar con el régimen salazarista. Los partidos de izquierda apoyarían ese golpe en caso de darse, y yo, si me quedara en el molde estando allí, podría arrepentirme el resto de mi vida.

El germen de revolución que jamás me había brotado en Argentina, está floreciendo en grandes proporciones a medida que escribo, a medida que vivo. Si Lisboa nos está esperando, pues hacia allí iremos.

12 de abril

Lisboa está enrarecida. La gente murmulla constantemente. Se quejan mucho los comerciantes por los castigos con formas de impuestos, que, valga la redundancia, les son impuestos desde arriba. Yo estoy tranquilo. O trato de demostrarlo, ya que en mi interior se desata una batalla campal. Debido a qué razón, bien no lo sé. Tan solo dos días en la capital, conviviendo de la forma más clandestina que jamás había experimentado con otros potenciales revolucionarios, en realidad se me hicieron dos años. A su vez, siento una envida -sana- por los otros jóvenes, quienes parecen llevar la causa con una paz interior imposible de igualar de mi parte. Soy uno de los más garotos del grupo, aunque algún que otro estudiante de secundario siempre se hace presente. Sin embargo, sí soy el más pequeño en cuanto a experiencia revolucionaria, noto que soy un embrión en formación. Ellos batallan desde hace mucho, y la mayoría, al estar exiliados en Francia, incorporaron mucha ideología. Qué difícil es la vida del subversivo. A la distancia cree que es poner una bomba y listo. ¿Y si sale algo mal y se es atrapado por el rival? Por eso la clandestinidad es muy dura, hay que pasar desapercibidos. ¿Estoy realmente capacitado para llevar adelante una causa como ésta? Cargar con ansiedad y angustia al mismo tiempo no es para débiles, y tengo miedo de serlo.

17 de abril

Estoy tan angustiado que ni siquiera me inspiro para escribir. Ya no hablo de escribir algo bien formulado, ni siquiera puedo agarrar la lapicera. Caramba, que complejo me resulta el idioma portugués. Toda mi vida lo escuché hablar, o eso creía. El verdadero idioma no era aquel con el que me criaban mis abuelos, sino éste, bien puro y sin contaminación de otras lenguas. La comunicación con los demás no es mala, todo lo contrario...Casi todos saben, y comprenden, la situación en la que estoy. Me brindan ayuda, sobre todo el bueno de Manoel. El se siente culpable por haberme incentivado a seguirlo. No es que uno no pueda dar marcha atrás, pero me daría vergüenza abandonar una causa en la cual represento todo un pasado mío, aquella parte más cercana en mi genealogía. Hoy por hoy me siento más fuerte que débil, pero la angustia no cesa. Vivimos continuamente esperando que alguien nos descubra y nos liquide. Ya es algo común y corriente notar que algunos compañeros no aparezcan más. Sabemos que los centros de detención son masivos.

Escribí alguna vez acerca de la posibilidad de que las Fuerzas Armadas se rebelen. Por ahora, sólo palabras. Los hechos revelan que, por el momento, son más una fuerza de destrucción para la conservación, que una fuerza de destrucción para la reconstrucción. La aparente resignación que se dibuja en las caras de nuestros líderes de izquierda es bastante elocuente, porque se sienten solos. Sin embargo, esa resignación va acompañada por fugaces apariciones de esperanza. De una cosa estamos todos de acuerdo: la revolución, en caso de que se pueda dar, será sin armas.

20 de abril

Escribo muy discontinuamente, y soy totalmente consciente de ello. Las razones son varias, pero se pueden resumir en el hecho de que agarrar un diario para plasmar mis sentimientos es una acción muy suplementaria en medio de la clandestinidad. Estos días estuve, estuvimos muy ocupados. Finalmente, el guiño de la MFA (Movimiento de las Fuerzas Armadas) hacia los grupos revolucionarios de izquierda llegó. Toda historia que contenga levantamientos del pueblo lleva detrás de sí acuerdos entre diferentes sectores de la sociedad, aunque estos acuerdos, por más que los intereses sean totalmente distintos, si se dan es porque el objetivo a derrocar es muy claro.

Sufre el portugués común. Su mote de censurado se afianza cada vez más. Ni la muerte de Salazar hace ya unos años calmó el avance continuo del Estado Novo. Sufre el portugués pobre, pero también el empresario acaudalado que no congenia con los ideales del gobierno. Acompaña a este sentimiento de verse sometido, una resignación que empieza a rozar el conformismo, ya que muchos abandonan sus ideales, traicionándolos para intentar mantener lo poco que les queda. No sólo Lisboa es una sombra de lo que fue en algún momento: una ola en expansión constante cubrió a este pequeño país.

Y en el medio de este quieto y conservador vendaval, estamos nosotros. Con la frente alta pero con los brazos arriba, como desafiando toda agresión y resistencia, aunque aguardando el momento de ser descubiertos. Es evidente que los fascistas que detentan el poder saben de nuestra existencia. Hasta quizá sepan nuestros nombres, lo que no saben es desbaratar nuestra estrategia de distracción constante. Vivimos en movimiento, yo lo llamaría nomadismo puro, y es ello lo que produce el sentimiento ambiguo de creerse solo, pero a la vez saber que se está en compañía de jóvenes en busca de lo mismo.

Descubrí en estos últimos días que no soy el único extranjero: hay muchos brasileros que vinieron a cerrar parte de su pasado, tal como lo vine a hacer yo. También los franceses son numerosos, acompañados de un espíritu revolucionario importante para guiar a los más novatos. Este hallazgo calmó un poco mi turbulento sentimiento interior. Tenía miedo de ser visto por mis compañeros como un elemento ajeno a su causa. Totalmente absurda resultó ser esa idea. Los prejuicios los tuve yo hacia ellos, y no ellos hacia mí. Manoel insiste en recordarme que mi decisión de ayudarlos en lo que sea es más valorable que hasta la ayuda de un mismo portugués. Bueno, esto se lo discutí un buen rato, pero no viene al caso.

Volviendo al mencionado guiño de las Fuerzas Armadas, debo decir que el ambiente cambió mucho. A pesar de lo raro que me resulta la ambigüedad de sentimientos que nos envuelven, la felicidad que nos propiciaron los líderes militares de estos movimientos fue el punto más alto de euforia que se vivió dentro de la izquierda. Por lo menos desde que yo convivo con ellos. Sin embargo, no deja de haber algo raro, ya que nuestra posición en el momento de la rebelión sería subordinada a lo que decidan las MFA. Ellos proponen liderar la avanzada, proponen dar ellos la señal. Proponen ellos, nosotros escuchamos. Yo no tengo poder de decisión ni siquiera en el seno del PSP (Partido Socialista Portugués). Ni hablar del núcleo principal de partidos de izquierda. En todo caso, estos últimos deberían ser los encargados de protestar por la posición de subordinación. ¿Dejar de ser subordinados a los intereses de los militares de derecha para ser subordinados a los intereses de militares de izquierda? Habrá que dejar que todo tome su rombo, quien sabe si no termina saliendo todo perfecto.

Confiar y esperar sumergido en un mundo de incertidumbre y angustia constante. De eso se trata hacer una revolución siendo un satélite del núcleo principal, las MFA.

22 de abril

“Una juventud que no crea es una anomalía” Ernesto “Che” Guevara

Me resulta sorprendente la inminencia de una revolución, pero lo que me resulta más sorprendente es que esta ola de optimismo que rodea a la izquierda se expanda tan lentamente. El ciudadano civil, común y corriente, hipnotizado por un intento de ser feliz a costas de un conformismo efímero, no toma conciencia de que el levantamiento está al alcance de la mano. No parece interesarle la oportunidad de ser feliz a costas de una legítima libertad. No puede culpárselo de su accionar, esa persona se crió sometida a un régimen burocrático muy opresor. La idea de revolución, para gente así, es solo un sueño de los jóvenes “que no viven la realidad”.

Por eso admiro a mis compañeros de lucha. Hacer oídos sordos a las críticas de los mayores para que hasta ellos mismos vivan en un mundo mejor. También admiro a los soldados de las MFA. Quienes pretenden encabezar la revolución son guerreros jóvenes, que recibieron la mejor educación en los mejores institutos militares. Obtuvieron conocimientos más bien conservadores, pero como esa generación fue enviada a batallar a las colonias portuguesas de África, esa preparación derechista chocó contra una realidad. En consecuencia, al volver en estos últimos años hacia Portugal, lo primero que hicieron fue camuflarse entre los partidos de izquierda para generar un acercamiento. Imagino mucho ese momento: ¿Quién de la izquierda les creería? Sin embargo, era muy probable que ese cambio de mentalidad, al ver la terrible matanza en las colonias portuguesas, se produjera en estos soldados, así que la mirada de reojo izquierdista duró poco tiempo.

Esta unión MFA-Izquierda fue creciendo tanto que, al día de hoy, me animo a augurar una revolución exitosa. La angustia empieza a disiparse, ahora tiemblo de ansiedad, tiemblo de emoción. Qué difícil es pasar por la etapa prerrevolución, a pesar de que estuve menos de un mes en ella. Hoy sí que no tengo nada de ganas de abandonar la causa.

23 de abril

Ya hay un plan. Si bien no soy uno de los líderes del movimiento (de hecho cumplo muchas más órdenes de las que doy), Manoel sí suele participar de las reuniones. Fue él quien me contó que las MFA se levantarán en armas durante la madrugada del 25. Si, en tan sólo dos días...

El plan consiste, palabras más, palabras menos, en esto: un grupo de militares, muy furtivamente, tomarán el Radio Clube Portugués. Desde allí, darán la señal para que los levantamientos se lleven a cabo a lo largo y a lo ancho del país. Esa tan esperada señal será, nada más y nada menos que una canción del pueblo, censurada por Salazar y compañía: Grandola, Vila Morena. El principal foco revolucionario estará en Santarém, a cargo del Sargento Maia, un joven soldado que fue obligado moralmente a castigar a los negros en África, y sin embargo renunciará a un futuro muy prometedor como militar para ayudar a una patria entera. La figura de Maia es muy respetada dentro de los partidos de izquierda. Saben que es muy capaz, y saben que es el potencial gobernador del país de no mediar ningún inconveniente.

Volviendo al plan, lo que hay que hacer es estar preparados a que suene la canción. Es allí cuando los militares se sublevarán en cada uno de los regimientos, mientras que los grupos de izquierda en Lisboa avanzaremos sobre el Ministerio, acompañando a los tanques de guerra. No cabe duda de que nos tocó un papel secundario, pero en cierta manera seremos el nexo entre las MFA y el pueblo civil. Confiamos en que los ciudadanos respondan a nuestra convocatoria.

24 de abril

“Hay que endurecerse sin perder la ternura jamás” Ernesto “Che” Guevara

Sin mucho tiempo para escribir, sólo me deseo suerte a mí, pero especialmente le deseo suerte al pueblo portugués. Descubrí a que vine, vine a colaborar, vine a liberar a estos hombres tristes, vine a liberar a mis abuelos para que sepan que su patria natal volverá a ser lo que era, vine a cerrar parte de mi pasado, vine a llenar un vacío que me persiguió desde que pienso las cosas. Esta no es mi despedida, no implementaremos el ataque violento, por lo tanto, no hay por qué no seguir viviendo.

Decidí llevar el diario conmigo, quiero ir escribiendo a medida que voy presenciando los actos ya planeados. Mañana quiero llenar las hojas en blanco expresándome libremente, y ya no más en las sombras.

25 de abril

00.30 AM

Mientras suena esta melodía tan revolucionaria, tan llena de verdades y certezas de justicia, me dieron unas ganas irrefrenables de escribirla. Esta canción que mamé desde pequeño, aunque no entendiera la letra, estará llegando -seguramente- hasta lo más profundo de los millones de corazones lusos, quienes se deben haber llevado una grata sorpresa al oír en una radio tan oficialista las estrofas de Grandola, Vila Morena.

Grândola, vila morena

Terra da fraternidade

O povo é quem mais ordena

Dentro de ti, ó cidade

Dentro de ti, ó cidade

O povo é quem mais ordena

Terra da fraternidade

Grândola, vila morena

Em cada esquina um amigo

Em cada rosto igualdade

Grândola, vila morena

Terra da fraternidade

Terra da fraternidade

Grândola, vila morena

Em cada rosto igualdade

O povo é quem mais ordena

À sombra duma azinheira

Que já não sabia a idade

Jurei ter por companheira

Grândola a tua vontade

Grândola a tua vontade

Jurei ter por companheira

À sombra duma azinheira

Que já não sabia a idade

Que hermoso poder ver en cada esquina un amigo, en cada rostro igualdad. Vivir en una tierra de fraternidad...

La revolución está oficialmente declarada. Ahora viene lo complejo: es el momento en que las MFA se levantan en armas, pero sin disparar contra sus líderes. Empezamos a vivir en tierra de fraternidad, y esos ideales se deben respetar. De la historia tenemos que tomar lo bueno, e intentar no repetir lo malo.

04.45 AM

“O povo é quem mais ordena” Grandola, Vila Morena

Sólo quince minutos han pasado desde el primer comunicado de las MFA, quienes ya iniciaron el avance sobre Lisboa para tomar el Ministerio. En poco tiempo, también nosotros saldremos de la oscuridad, acompañaremos la marcha de los militares como ciudadanos libres, pero con la carga de orientar a toda persona civil que quiera unirse a la causa. No debemos dejar que la violencia invada, tenemos que garantizar la fraternidad. Porque a pesar de que en el comunicado se aconseja a la población que se resguarde en su casa para evitar possível efusão de sangue, es difícil que eso se respete. Queridos soldados: con todo respeto, ¿ustedes creen que personas que están sometidas hace casi una vida entera se quedarán quietos en sus hogares? Enhorabuena, irmãos míos, irmãos lusos, los invito a que apoyen la revolución a medida que se vayan despertando. Y los que pasan noches en vilo durante estos días, corran la voz, hagan que hasta el último campesino abandonado en el sureño Algarve, que hasta el último comerciante del norteño Minho, que todos ellos se enteren de que Portugal vuelve a ser una patria libre. Que se puede volver a amar, que se puede volver a opinar, que se puede volver a vivir, que se puede volver a poder...Ustedes darán el veredicto apoyándonos, y cuánto más se hagan sentir, más debilitaremos a Caetano y toda la impronta salazarista que persiste en el poder. Irmãos míos, son libres.

11.00 AM

· Extinção dos plenários

· Amnistia para os presos políticos

· Regresso dos exiliados

La mañana ha avanzado y, finalmente, a Portugal llegó la primavera. El pueblo responde y no hace caso. Responde a la sublevación, no así a los consejos un poquito conservadores (¿Nunca un militar será del todo de izquierda?) de las MFA. Es que la gente se cansó de que le den órdenes, ellos relacionan -y yo también- una revolución con un quiebre profundo, un corte de raíz, un nuevo andar en la vida.

Estoy sentado entre cientos de civiles que corean cantos de libertad, cantos llenos de júbilo. Las mujeres se unen con gritos, como “Homens à cocina”, rozando lo gracioso, pero esa es una señal de que el ciudadano redescubrió su libertad de expresión.

Es época de claveles, la flor más emblemática de esta parte del año en Portugal. Estas hermosas flores rojas (hay algunas blancas también) decoran un marco soñado. Escribo en el paraíso, a pesar de que de vez en cuando algún tiro se oye. No entré en ningún trance, es todo real. Los viejos cantan, los jóvenes bailan, hoy nadie trabaja. Hoy todos festejan, hoy todos lloran sus primeras lágrimas de alegría en mucho tiempo. Portugal es otra vez verde y rojo, es otra vez legítimo.

2 PM

“Terra da fraternidade” Grandola, Vila Morena

La orden de resguardo que propuso el MFA era para evitar el derramamiento de sangre. Efectivamente, y en consecuencia de la entendible desobediencia civil, hay heridos. La locura se desató en algunos perversos que no quieren dejar el poder, y dispararon al azar, tiraron al grueso de gente de su propio país.

Y allí están el Sargento Maia y compañía, sin levantar las armas, provocando una rendición pacífica, aunque más atentos al bienestar de la efervescente masa popular que rodea las inmediaciones del Ministerio, que a la rendición de Caetano. A esta altura la bandera blanca se está izando sola, sin ayuda de nadie, sino por los propios hechos.

La gente entendió el mensaje de paz desde un principio, pero quiere intervenir. De la mano de nosotros, los revolucionarios de izquierda, iniciaron un acto que me conmovió. Yo creo que toda mi vida seguiré anonadado por ello. Hablo del momento en que observé los primeros claveles que eran ubicados, en forma simbólica, en los cañones. No puedo evitar el derramamiento de lágrimas. Luego de tanta clandestinidad, somos libres, y el pueblo también lo es. Y lo quiere lograr con paz. Un clavel tapando el cañón de un arma es el mejor gesto de amor, paz, ternura, libertad que el pueblo podía dar.

Me detuve un minuto en mi escritura para contemplar esos monstruosos tanques que apuntan hacia el Ministerio. Apuntan, pero con claveles adornando su indiscutible fealdad. La rendición está al caer.

6.30 PM

Todos augurábamos un final feliz. No obstante, nadie nos aseguraba la victoria, porque la rendición no iba a ser nada rápida. De hecho, el capricho salazarista llegó hasta sus últimas consecuencias, pero hace media hora decretaron su rendición. Se está hablando de un supuesto arreglo, mediante el cual huirán como cobardes del país. El Sargento Spínola será la cara visible del nuevo gobierno.

Me da pena ver el rostro ido de Maia, el soldado más inteligente y quien más se jugó su pellejo por lograr este momento. Caetano accedió a renunciar sólo si pactaba con un representante “legítimo” de la oposición, y si bien Spínola puede representarnos mejor que ningún otro, no es justa la manera en la cual llega al poder. Esta es una revolución del pueblo, pensada por partidos de izquierda, ejecutada por soldados alzados en arma, no es un levantamiento de los “viejos sabios”. La ciudadanía civil nos respondió a nosotros, pero a nosotros sólo nos quedará el recuerdo hermoso, bello, fascinante de este glorioso día. No sé si había un fuerte anhelo de poder por parte de estos jóvenes ingenuos, que supimos omitir la violencia para poner de rodillas a un gobierno de facto. Pero al ver como también nosotros somos puestos de rodillas por nuestros propios “líderes sabios”, el sentimiento de impotencia se entremezcla con la paz nuevamente adquirida.

Más allá de esto, creo que no hay que desmerecer lo logrado, levanto un poco la vista del papel y sigo viendo armas coloridas, flores revoloteando por los aires, parejas bailando danzas típicas. Toda una fiesta, que la estoy reduciendo sólo a Lisboa, aunque sé que en todo el territorio luso se está expandiendo este júbilo. Una gota salada rueda por mi mejilla al pensar en mis parientes, no sólo en mis tíos del sur de Portugal, sino, y sobre todo, en mis abuelos que dicen ser más argentinos que portugueses. Hoy, a la distancia, les digo que pueden volver a ser quienes fueron de pequeños. Yo, por lo menos hoy, me siento más portugués que argentino.

11.00 PM

Desearía terminar aquí este diario, mientras escucho Grandola, Vila Morena por enésima vez en el día. Quiero que quede grabado lo que viví desde mi llegada a Portugal (sin saber claramente con qué objeto) hasta este glorioso momento. No sólo para los portugueses fue hoy un día de gloria, de júbilo, de música, sino también para un argentino mezclado entre todos ellos. Un argentino que llegó con más dudas que certezas, pero con una certeza clara: si algo habría de hallarse, en esta parte del mundo sería.

Logré cerrar una etapa olvidada por mis abuelos, pero traída devuelta por un nieto curioso. Curioso por saber los por qué de una emigración tan dura, curioso por entender y comprender por qué este tema no fue nunca tratado...En fin, de todas estas dudas me fui nutriendo para desembarcar en Lisboa. En menos de un mes logré darme cuenta de tantas cosas...

Si bien para ellos, allá en Argentina, daba lo mismo si Salazar seguía o no sometiendo a la pobre población, yo me sentí desde el primer momento comprometido con la causa social. Fui un afortunado al haber venido en esta época. Haber participado activamente me llenó de orgullo, orgullo hacia mis abuelos, hacia mí mismo, aunque dudo que esté tan orgulloso de mí mismo. Viví y fui protagonista de lo duro de una revolución. Otra vez la teoría es mucho más fácil que un hecho fáctico, ya que no se trata sólo de emplear los ideales aprendidos, sino también de poner en juego mecanismos sentimentales muy poderosos: el amor; la paz interior; el compañerismo; el sacrificio; el silencio; la esperanza; la desazón; la desesperación; la ansiedad; la incomodidad; la ilusión...

Escribo estas últimas líneas sabiendo que jamás volveré a vivir tantas sensaciones juntas. Este es un diario cargado de felicidad y tristeza. Ambas nos suceden a menudo, sólo que ésta vez sucedieron al mismo tiempo.



[1] Feijoada es uno de los platos típicos de la cocina brasileña (considerado como plato nacional) y norte de Portugal. Sus ingrediente básicos son los frijoles (suelen ser negros en Brasil, blancos o rojos en Portugal) y la carne de cerdo en salazón. Se suele presentar acompañada de arroz y naranjas.

[2] Palheiro se le llama en Portugal a una especie de galpón en donde duermen de noche algunos animales, como si fuera un granero.