martes, 21 de febrero de 2012

Cuando todo parece jodido es cuando hay que poner


Postal de un domingo de cancha (ir sabiendo a dónde vas)

Amanece -en realidad amanezco yo, si levantarse al mediodía merece ser llamado amanecer el día- y la lluvia amenaza con hacernos marca personal. Asado sin vino porque hay que manejar un largo trecho. Claro, juega el Rojo, ¡juega un domingo!...Y es la primera fecha como local, ante Lanús, un buen equipo pero al que se le puede ganar. Cómo no levantarse con ganas...

Una hora de viaje, no hay aire. Por suerte no quema el sol. El sol no está, nubes irreverentes hacen caer un poco de agua como para que el precavido lleve campera. Por si acaso. Queda atrás la Panamericana, General Paz, Lugones, todos los malditos peajes enemigos del de poco bolsillo. 9 de Julio y su desfile de semáforos indiferentes a la ansiedad del hincha. La radio que va repitiendo las probables formaciones y algunos nombres son mencionados para disgusto de ese mismo hincha ansioso, que ni siquiera llegó y ya analiza todas las variantes para ver quiénes los pueden reemplazar. Decíamos, 9 de Julio, se ve el Puente Pueyrredón, Capital queda atrás. Bienvenidos a la ciudad del Rey de Copas.

Avellaneda se tiñe de Rojo este domingo, y el gris del cielo queda más opacado de lo que ya es (y no por voluntad propia). La cancha se erige imponente en el horizonte. Hemos llegado una hora antes. pero como no hay Reserva entramos con calma.

La cancha se llena de a poco, el cielo aclara un poco más. Menos mal que la campera quedó en el auto. Se vienen los equipos, y cuando nos prestamos a recibir a nuestro Rojo querido a grito pelado, el telón comienza su viaje interminable hacia abajo. Y abajo del mismo quedamos nosotros con esa algarabía desatada. ¡Viva la pasión!

Luego de vivir toda esa odisea, linda por cierto, para poder ver a Independiente, nos encontramos con más de lo mismo. Como bien dijeron por ahí, en Independiente se armó un lindo auto pero se olvidaron del motor. En otras palabras, estamos faltos de mediocampo, y un equipo sin mediocampo se parte al medio. ¿Cómo se hace para jugar partido al medio? Hay un ABC del fútbol que marca aspectos básicos, y es llamativo que un técnico de la experiencia (que no es lo mismo que conocimiento) de Ramón no pueda darse cuenta que el error está en la construcción de la mitad de la cancha. ¿Quién marca y quita para luego distribuir la pelota con criterio? Ninguno.
Despúés es fácil agarrársela con los defensores, pero la línea de tres más Hilario fueron de lo único rescatable del equipo, porque juegan no sólo contra la delantera rival, sino también con los volantes que vienen con pelota controlada. Lo mismo pasa con los delanteros: Farías se generó chances de gol, esta vez no tuvo fortuna, pero tampoco puede hacer magia. Necesita urgentemente alguien que lo asista. El Pato Rodriguez es la mayor esperanza, pero se espera más inteligencia de su parte para saber cómo y cuándo sorprender, y eso comenzará a suceder cuando se enemiste con la raya lateral.
Muchas cosas para cambiar. Si bien el equipo no jugó tan mal como en la primera fecha, falta muchísimo, los hinchas nos impacientamos pero ahí vamos a estar, exigiendo siempre no sólo resultado, sino (sobre todo) buen juego.

La frustración vuelve a tener la cara de Pavone por tercer torneo consecutivo. Cosa de Mandinga, no lo sabemos. Pero las caras largas que salen del estadio están ávidas de revancha. Que el Pincha llegue ya, que se termine este martirio.
Hay una generación de hinchas de Independiente que estamos más acostumbrados a vivir frustraciones, pero por suerte no nos conformamos con cosas mínimas del folklore. Sabemos de qué madera estamos hechos y vamos a exigir ver eso plasmado en el campo de juego.

Avellaneda, hasta dentro de dos semanas. Ojalá te vuelva a encontrar con tres puntitos en el bolsillo y con menos grises en el cielo. Hay que darle tiempo, ya va a escampar.

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